La crisis migratoria de Venezuela ha obligado a miles de ciudadanos de ese país a considerar el refugio o asilo como un estatus legal regular en naciones extranjeras. Algunos huyeron hacia Aruba en busca de un mejor porvenir sin tener idea de la cruda realidad que los perseguiría.
Es el caso de Yalmira Mora, una venezolana que hace siete años se vio forzada a dejar su país natal para migrar hacia Aruba, donde ha sobrevivido junto a sus dos hijas menores de edad en condiciones desgarradoras.
Aun con un padre nativo, Yalmira señaló que fue imposible acreditar su estancia legal en Aruba y obtener un empleo. En medio del desespero por no tener un trabajo, y sin los recursos económicos para pagar la renta de una vivienda, se vio en la penosa necesidad de invadir un inmueble abandonado que era frecuentado por personas en condición de calle y con problemas de adicción.
Desde entonces, Yalmira y sus dos hijas menores de edad residen en el sitio, sin suministro de agua potable, rodeadas de desperdicios, chatarras, animales muertos, víboras y con el temor de que un indigente les haga daño.
“Hemos tratado de vivir, de resistir con nuestro desastre que vivimos acá. Hemos hecho un llamado a que nos ayuden, incluso al gobierno, pero nadie ha ayudado”, indicó.
Lea más en Crónicas del Caribe