Los cuerpos de al menos 85 ciudadanos sirios fallecidos por los seísmos en Turquía han sido enviados a Siria a través del paso fronterizo de Bab al Hawa, que une territorio turco con la provincia de Idlib, el último bastión opositor en el noroeste del país árabe.
Las autoridades responsables del cruce informaron anoche en un comunicado de la llegada de los cuerpos desde el país vecino y aseguraron que su personal estaba “trabajando contrarreloj para entregar el resto de cadáveres a nuestra gente y que lleguen sin contratiempos a sus familias”.
Bab al Hawa es el único punto por el que entran suministros a las áreas de Idlib y la vecina región de Alepo en manos de la oposición, a excepción de algunos envíos puntuales de ayuda humanitaria realizados por las Naciones Unidas desde las zonas controladas por el Gobierno del presidente sirio, Bachar al Asad.
El paso ha quedado dañado por los terremotos, al igual que las carreteras que van hacia él desde ambos lados de la divisoria, según explicaron a EFE fuentes humanitarias.
Por el momento, las agencias de la ONU no han confirmado si ha entrado algún cargamento de ayuda a la regiones opositoras del noroeste de Siria a través de este cruce desde que las zonas a ambos lados de la frontera fueran golpeadas por el seísmo inicial la madrugada del pasado lunes.
Además de Bab al Hawa, otras infraestructuras públicas han sufrido daños en la zona, dificultando el desarrollo de las labores humanitarias, también lastradas por la escasez generalizada de combustible en Siria y la falta de maquinaria especializada para las operaciones de rescate.
Hasta el momento, se han contabilizado más de 2.000 muertos y 4.000 heridos en todo el territorio sirio, incluidas las áreas en manos del Gobierno de Bachar al Asad, que sí cuentan con varios aeropuertos y pasos fronterizos operativos con Irak y el Líbano. EFE