El pasado 3 de noviembre de 2022, la comunidad de Valle Seco, ubicada en el municipio Guanta, estado Anzoátegui, sufrió un deslave que afectó alrededor de 60 familias. Incluso, dejó algunas viviendas con pérdidas totales, luego de que se unieran los cauces de cinco ríos por los fuertes aguaceros que azotaron a la zona norte de la entidad por aquellos días.
Javier A. Guaipo // Corresponsalía lapatilla.com
De este lamentable episodio fue poco lo que se habló, debido a que sucedió a la par de la tragedia de Valle Verde, en Puerto La Cruz, donde el desprendimiento de una parte del cerro acabó con cientos de casas y cobró la vida de siete personas.
La vía de acceso hacia Valle Seco desde la carretera nacional Troncal 9 quedó intransitable, pues parte de la vialidad fue arrastrada por las enormes piedras que rodaron desde la montaña. Esto a su vez ocasionó que la única forma de acceder a la comunidad rural fuera por mar.
Lugareños comentaron que estuvieron dos días totalmente aislados, porque también quedaron sin servicio eléctrico y apenas el sábado 5 de noviembre fue que pudieron notificar sobre lo sucedido, cuando un par de personas se trasladaron en un peñero hacia la ciudad.
De igual forma, dijeron que por aquel entonces recibieron la visita de la alcaldesa chavista Natali Bello, pero luego las mismas autoridades dieron por solucionada la situación. No obstante, las víctimas aseguraron que esa afirmación está lejos de la realidad y hasta el momento siguen esperando la ayuda gubernamental.
Necesidad y temor
“Tenemos ya tres meses del suceso y todavía necesitamos la ayuda de una mano amiga. En algún momento tuvimos la atención de la alcaldía por hasta tres días. De allí no hemos recibido más atención de ningún ente”, señaló Juan Carlos Guarimata, uno de los afectados por el desastre natural.
El padre de familia se vio en la obligación de mudarse a la antigua sede de Infocentro en Valle Seco, junto con su esposa, su hijo de siete años y su madre de 70 años, debido a que su vivienda quedó totalmente llena de lodo. Afirmó que teme vivir algo similar a aquel episodio de terror, dado que la casa está ubicada junto a la desembocadura hacia el mar de la quebrada que atraviesa la comunidad.
“Hubo casas con pérdida total donde no se recuperó nada. Nosotros perdimos camas, escaparates, ventiladores, televisores, etc. Recuperamos algunos colchones y sillas plásticas, pero desde los entes gubernamentales hasta ahora no nos han ayudado a reponer nada y de verdad que lo necesitamos”.
Guarimata resaltó que el temor de regresar a su hogar está fundamentado en que la quebrada sigue obstruida por troncos, rocas y demás escombros que arrastró la corriente, por lo que están en riesgo de sufrir otro deslave apenas caiga el primer aguacero del año. “Gracias a Dios aquello ocurrió de día, pero si nos agarra de noche, aquí se habría desatado una desgracia”.
Alberto Presilla añadió que en la comunidad rural se mantienen en una situación precaria tres meses después del deslave, pues no se ha solucionado nada. “Esto está `igualito´. Vienen las lluvias otra vez y vamos a perder las casas, podemos perder hasta familias, por lo que necesitamos una solución pronta a este problema”.
El vecino reiteró que necesitan la ayuda de la alcaldía y gobernación para que se aboquen a este problema, ya que no tienen los recursos para resolver por sus propios medios.
“Queremos que manden unas maquinarias para que despejen el canal. De verdad, estamos corriendo peligro y somos varias familias. Esto quedó como solucionado, y en verdad no está solucionado, porque los escombros no han sido removidos”.
Presilla insistió en la urgencia que ameritan estos trabajos, pues al permanecer acumuladas las ramas de árboles, aunado a que las aguas negras no circulan con normalidad, ha dado pie a que se desaten enfermedades como dengue y paludismo, que atacan principalmente a niños y adultos mayores.
“Yo he intentado levantar un muro para proteger mi hogar, pero solo cuento con tres sacos de cemento y estoy a la espera de que la alcaldesa (Natali Bello) o el gobernador (Luis Marcano) atiendan el llamado y provean el material necesario, tanto para mí como para el resto de personas que los necesitan. Si no se abocan ellos que tienen los recursos, ¿cómo resolvemos nosotros que a veces no tenemos ni para comer?”.
Algunas personas, que prefirieron reservar su identidad, contaron que quedaron en la calle debido a que la corriente de lodo arrasó hasta con la ropa y los dejó solo con lo que tenían puesto. De hecho, algunos se tuvieron que mudar a lo que antes funcionaba como mini tiendas en el bulevar de Valle Seco.
“Los primeros días, todo bien. Venía la alcaldesa, pero después se olvidaron de nosotros y lo prometido. Los políticos no han venido más, hasta que vengan ahora que ya se acercan las elecciones, pero por aquí no han venido a recuperar nada”, expresó Ada Caguana, quien vive “con el Cristo en la boca” por miedo a contraer una enfermedad por el montón de escombros que aún permanecen frente a su casa.
Abandono total
Los habitantes de Valle Seco lamentan que ni siquiera el deslave que sufrieron provocó que las autoridades los tomaran en cuenta para rescatar a la población. De hecho, sienten que los hundió mucho más en la desidia y abandono al que ya los habían condenado.
Hay que destacar que en esta comunidad rural cuentan con un bulevar que, en su momento, fue inaugurado con bombos y platillos por el exgobernador chavista Tarek William Saab. Incluso, sirvió como locación para un Aló Presidente, el programa audiovisual del fallecido Hugo Chávez y también para grabar algunos episodios de novelas venezolanas.
Aquí tenían un embarcadero desde el cual salían peñeros hacia las islas Punta La Cruz, Ña Cleta, así como para los balnearios de Conoma y Conomita, entre otros. Sin embargo, más de una década después, apenas sale alguno que otro bote que sirve para el traslado de lugareños, en vista de que el transporte público terrestre es casi nulo.
“Aquí vivimos de `matar tigritos´, porque la actividad turística murió y la pesquera va en ese camino por la delincuencia. En los últimos meses, los malandros se robaron más de 10 motores de las embarcaciones que utilizábamos para pescar, y eso ha mermado nuestra capacidad de trabajo”, contó Richard Serrano.
Agregó que la vigilancia policial en este sector es tan nula que la única casilla policial que hay está totalmente desvalijada, al punto de que no tiene ni puertas y mucho menos funcionarios.
A pesar de que las autoridades chavistas buscan vender a Anzoátegui, y particularmente Guanta, como referencia turística, los habitantes de Valle Seco tienen pocas esperanzas de que los tomen en cuenta a pesar de contar con el bulevar que, según los lugareños, es recuperable.
“Hay restaurantes, instalaciones para comercios, baños y taquillas, pero todo eso está en franco deterioro, porque nadie le echa una mano. Ni la alcaldía ni la gobernación vienen para acá a ver cómo estamos o qué necesitamos, salvo que haya una marcha o elecciones, que es cuando vienen a meter sus embustes de que van a recuperar y luego se olvidan”, comentó Jesús Aponte.
Por lo pronto, los residentes de esta comunidad rural anzoatiguense, ubicada en los límites con el estado Sucre, esperan que las autoridades atiendan el llamado de atender primordialmente a los afectados por el deslave y la limpieza de la quebrada, en vista de que se acerca la época de lluvias. Temen que una tragedia peor azote a la comunidad, dejada a la deriva por la desidia chavista.