El futbolista polaco Marcin Oleksy dejó caer sus lágrimas en la ceremonia de los premios The Best luego de que la FIFA dio a conocer su nombre como ganador del premio Puskás, que distingue el mejor gol del año. Luego de superar en las votaciones al brasilero Richarlison y el francés Dimitri Payet, entre otros grandes jugadores que quedaron en el camino antes, el jugador polaco fue reconocido en la ceremonia realizada en París por un gol increíble que marcó en la Liga de Amputados de Polonia, donde milita desde que un accidente marcó su vida.
Por Clarín
En la Liga de amputados, el polaco Oleksy marcó un golazo, digno de ser reconocido con el premio que muchos goleadores desean tener en sus vitrinas. Mientras su equipo enfrentaba al Wartan Poznan, el delantero de 35 años sacó todas sus habilidades a la luz y, luego de recibir un centro, no dudó un segundo y tiró una chilena marcó que dejó sin respuestas al arquero rival.
El gol no tardó en dar vuelta al mundo con la viralización de las redes sociales. Siendo la primera vez en la que un futbolista amputado ingresa en la nómina para dicho premio, pudo destacarse sobre estrellas como el francés Kylian Mbappé, el delantero brasilero Richarlison y el francés Payet, entre otros. Está claro que ni en sus mejores sueños aparecía lograr semejante reconocimiento a nivel mundial con esta liga. Su objetivo estaba en superar el accidente que marcó su vida.
El año 2010 no fue uno más para él y, de manera sorpresiva, marcó un antes y después en su historia. Marcin perdió su pierda izquierda en noviembre de ese año en consecuencia de un accidente mientras cumplía su jornada en una empresa dedicadas a las obras viales. Una máquina cayó sobre su pierna y provocó que, de manera obligatoria, se tenga que proceder a amputar la pierna por debajo de la rodilla.
Con tan solo 23 años, tuvo que enfrentar un problema de tamaña magnitud mientras que la tristeza lo invadía. Mas allá del apoyo de su familia, en la liga de amputados encontró un lugar para tomar valor y seguir adelante tratando de olvidar el daño que había causado.
Luego del accidente tuvo que enfrentar dos años en sillas de ruedas, y además debió aguardar siete más para volver a jugar el deporte que hoy lo destacó a nivel mundial. “Simplemente tuve miedo, pensando si viviría o moriría”, contó en un relato estremecedor que brindó a FIFA luego de conocer su nominación al premio.
En medio de la triste situación que vivió el polaco, mientras estaba sometido a un reposo absoluto para poder recuperarse de la lesión, su esposa aguardaba por la llegada de un hijo, con el que tenía un objetivo claro: “Siempre tuve el sueño de que, cuando tuviera un hijo, podría jugar al fútbol con él”, citó en una entrevista para ESPN.
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