Bogotá cuenta con una zona especial llamada Distrito Graffiti con cerca de 6.000 metros cuadrados donde los muralistas pueden expresar en las paredes de ladrillo rojo y hormigón de las fábricas del lugar su arte urbano.
Por vozdeamerica.com
Sobre la arquitectura colonial del centro histórico de Bogotá, la capital colombiana, en el barrio bohemio de La Candelaria, donde se fundó la ciudad en 1538, florecen los graffiti con murales coloridos que inundan las paredes con obras de arte de autores nacionales e internacionales.
Las calles de este reconocido sector bogotano se han convertido en un gran museo al aire libre que cuenta la realidad social y la convulsa situación política del país sudamericano a los turistas que llegan a este reconocido lugar.
Los artistas han visto en las paredes de las casas coloniales un lienzo en blanco donde estampan sus mensajes con imágenes llamativas de un país multicultural que cuenta con la selva amazónica, la cordillera de los Andes y las costas del Caribe y el Pacífico.
“Nos gusta porque el graffiti sirve como excusa para hablar de otras realidades y muchas cosas como migración y movimientos sociales. Así con el graffiti tenemos la oportunidad de contar una realidad mucho más abierto, mucho más completa a través del graffiti, lo estamos haciendo”, le dijo a la Voz de América, Camilo, en uno de los recorridos de graffiti tour.
Para el artista 3Miro, que se define a sí mismo como muralista e ilustrador, los nombres de referencia que definen los graffitis que invaden las calles de su Bogotá natal son el rating o de escritura y la muralla.
“El graffiti rating o de escritura está basado en las formas, piezas, letras que no se entienden, el estilo y el color. El de muralla es el que se referencia y dedica a pintar rostros, personas y animales con obras de artistas que son los que más se ven en Bogotá”, dijo a la VOA.
A estas formas de expresión urbana, el gobierno de Bogotá les ha dado un marco legal para que estas obras se puedan ver en sus calles, la administración de la ciudad ha reconocido el graffiti como un bien de interés cultural para que los artistas puedan desarrollar las obras en las paredes de las edificaciones con el permiso de los propietarios de los inmuebles.
Todo este reconocimiento llevó a jóvenes artistas como 3Miro, May, Luisa y Camilo, a mostrar con recorridos turísticos las obras que se recogen en diferentes lugares de la capital.
“El graffiti es algo que sentimos muy nuestro y queremos mostrarlo, así mismo apoyar a las personas que están detrás de las imágenes y los grandes colectivos”, “Son lienzos callejeros, cada vez más personas se integran a esta práctica y buscan en la calle tener un nuevo medio para mostrar sus obras”, “Nosotros estamos realizando Graffiti Tour jueves, viernes, sábados y domingos en dos jornadas, una en la mañana de 9:00 a.m., a 12:00 p.m., y en la tarde de 2:00 p.m. a 5:00 p.m.”, son algunos de los mensajes que expresaron los artistas y guías durante el recorrido que realizó la Voz de América para observar los coloridos murales en las calles de Bogotá.
En Ciudad Bolívar, una localidad ubicada al sur de Bogotá, uno de los sectores más afectados por los problemas sociales de la ciudad, el colectivo graffiti de May y Luisa, llamado “Bogotá Colors”, decidieron florecer esta zona marginal de la capital colombiana con toques de spray y dibujos coloridos en cada una de las casas.
De acuerdo con May, esta zona de Bogotá se ha ganado un “estigma como uno de los lugares más peligrosos que tiene la ciudad de Bogotá, por lo que decidieron con su colectivo generar un sentido de pertenencia y cambiarle la imagen al lugar por la de uno de arte, color y cultura”.
“Hemos tenido visitantes que han venido desde Asia, que han querido venir a este lugar de Bogotá a conocer qué es este cuento y todo lo que es Bogotá Colors en Ciudad Bolívar”, agregó.
May, es el creador junto a Luisa de la mayoría de los murales que se pueden apreciar durante el recorrido por esta barriada en Bogotá.
“Se puede cambiar el estigma que se puede salir adelante, no porque estemos acostumbrados a que nos marginan, nos podemos quedar en eso, sino que, por el contrario, podemos mostrar que el graffiti puede ser transformador para una comunidad”, finalizó Laura.