Desde que comenzó la pandemia por el covid-19, las universidades en el país quedaron a la “buena de Dios”, lo que fue aprovechado por la delincuencia para acabar con todo. Tal es el caso de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel), núcleo Maturín, donde no hubo un espacio que quedara exento del ataque sin piedad de los delincuentes durante tres años.
Corresponsalía lapatilla.com
La falta absoluta de funcionarios de seguridad en esta casa de estudios facilitó que los malhechores arrasaran con todo a su paso. A pesar de que el chavismo anunció varios planes de seguridad para evitar que la Upel siguiera siendo víctima del vandalismo, esos planes fracasaron, tal como lo denunció el dirigente estudiantil Yonathan Caripe.
Actualmente, la infraestructura no cuenta con electricidad en ninguno de sus módulos y oficinas, ya que fue tal la saña con la que actuaron los facinerosos, que no solo se conformaron con llevarse objetos valiosos, sino que destruyeron y, en algunos casos, quemaron algunos espacios.