Las tumbas del cementerio municipal de San Antonio del Táchira no escapan de la inseguridad, pues a lo largo de varios años, los “amigos de lo ajeno” se han ido robando las lápidas de aluminio de los sepulcros para vender el material como chatarra.
Por Anggy Polanco / Corresponsalía La Patilla
A mediados del año 2018, los trabadores del cementerio comenzaron a notar que las placas de aluminio que poseían los sepulcros estaban siendo robadas, al igual que la tubería de aluminio que tenían algunas bóvedas, cuyo material estaba siendo sustraído por antisociales, provenientes de otras regiones del país, que se asentaron en el municipio fronterizo en la época de mayor auge migratorio.
A la capilla del fallecido Aciclo Rodríguez, un habitante de la frontera a quien les traen muchas placas de agradecimiento por los favores concedidos, le han sustraído una gran cantidad de placas metálicas, motivo por el cual los trabajadores del camposanto ahora recomiendan a los devotos de este personaje a que lleven los agradecimientos con escritos elaborados en material de plástico.
“Llegó mucha gente de Caracas que dormían afuera del cementerio, y por las noches se metían y desvalijaban las tumbas”, relató Jorge Enrique Orduz, empleado del cementerio.
Muchas placas metálicas de buen tamaño fueron sustraídas, en vista de que el aluminio es bien pagado del lado colombiano de la frontera, por lo que ahora estas tumbas se encuentran sin identificación, y a algunos familiares se les dificulta identificar el sitio donde reposan los restos de sus seres queridos.
En la actualidad, el robo al cementerio ha mermado, pero no ha cesado del todo, explicó el encargado adjunto del camposanto.
Se conoció que en este cementerio no hay vigilancia nocturna, pues no hay personal que quiera laborar en las noches.
Es importante destacar que este cementerio guarda mucha historia, pues allí reposan los restos de los padres del general Juan Vicente Gómez, además de una hija del expresidente Marcos Pérez Jiménez.
Adicionalmente, dos difuntos que se encuentra sepultados en esta necrópolis, son considerados ánimas milagrosas, por lo que sus tumbas reciben a un sinnúmero de devotos, tanto de Táchira como del Departamento Norte de Santander.
Una de ellas es la capilla del citado Aciclo Rodríguez, a quien le piden por la recuperación de objetos robados, y la capilla de Franky Alexis Fernández “El Pecocito”, quien falleció tras ahogarse con una espina de pescado y recibe peticiones de estudiantes de bachillerato para salir bien en los exámenes.