El líder norcoreano Kim Jong-Un dirigió ejercicios militares durante dos días “simulando un contraataque nuclear” que incluyeron un disparo de misil balístico equipado con una “falsa cabeza nuclear”, informó el lunes la agencia estatal norcoreana KCNA.
Kim expresó su “satisfacción” luego de ese fin de semana de ejercicios, realizados para “permitir a las unidades familiarizarse con los procedimientos y procesos para implementar sus misiones de ataque nuclear táctico”, según KCNA.
Se trató de la cuarta demostración de fuerza del gobierno norcoreano en una semana, cuando Corea del Sur y Estados Unidos conducen sus más importantes ejercicios militares conjuntos desde hace cinco años.
Corea del Norte considera que esas maniobras son el ensayo de una invasión y ha advertido que realizará acciones “apabullantes” como respuesta.
Las maniobras del sábado y domingo se dividieron en ejercicios que simulan el paso a una postura de contraataque nuclear y el “lanzamiento de misil balístico táctico con una falsa ojiva nuclear”, precisó KCNA.
“El misil llevaba una ojiva de prueba que simula una cabeza nuclear”, agregó posteriormente, sin dar más detalles.
El Estado Mayor Conjunto surcoreano indicó el domingo que el misil balístico de corto alcance disparado por Pyongyang recorrió 800 kilómetros y cayó en el mar de Japón.
Lo calificó como una “seria provocación” que viola las sanciones de la ONU e indicó que estaba siendo analizado por la inteligencia estadounidense y surcoreana.
Japón y el Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos también condenaron el lanzamiento.
Yank Uk, investigador del Instituto Asan de Estudios Políticos, señaló que las maniobras del fin de semana demuestran que la postura nuclear norcoreana se ha vuelto “un poco más realista”.
“Parece que Corea del Norte intenta demostrar que posee suficiente capacidad práctica de ataque nuclear como para realizar entrenamientos tácticos con sus unidades de combate”, señaló.
“Al pie de la letra”
Seúl y Washington han intensificado la cooperación militar ante la creciente amenaza bélica del Norte, que ha realizado numerosas pruebas de armas proscritas los últimos meses.
Las acciones de Pyongyang llevaron a Seúl y Tokio a dejar atrás sus disputas históricas para fortalecer su cooperación en seguridad.
Corea del Norte disparó el jueves pasado su misil balístico intercontinental (ICBM) más grande y poderoso, el Hwasong-17, en la segunda prueba de este tipo en el año.
El lanzamiento del ICBM fue seguido por dos misiles balísticos de corto alcance y dos misiles crucero disparados el domingo desde un submarino.
El Consejo de Seguridad de la ONU tiene previsto celebrar este lunes una reunión de emergencia sobre el lanzamiento del ICBM, por solicitud de Estados Unidos y Japón, informó la agencia noticiosa surcoreana Yonhap.
Pero el profesor Leif Easley, de la Universidad Ewha en Seúl, consideró que las declaraciones norcoreanas en materia nuclear no deben ser tomadas al pie de la letra.
Recordó que la prensa oficial norcoreana publicó fotos de Kim con su hija rodeados de soldados uniformados observando el lanzamiento del ICBM.
“Si estas maniobras de lanzamiento fueran el ensayo de un conflicto real, el líder no estaría en el campo con su hija, posando con los misiles para las cámaras”, comentó Easley a la AFP.
Kim dijo que las maniobras del sábado y domingo dejaron a las unidades militares norcoreanas “con gran confianza”, según KCNA.
También indicó que el Norte “no puede impedir una guerra con el simple hecho de ser un estado con armas nucleares”, y que el país solo alcanzará sus metas “cuando la fuerza nuclear sea perfeccionada como medio capaz de montar un ataque contra el enemigo”.
Corea del Norte se declaró el año pasado una potencia nuclear “irreversible” y Kim pidió recientemente un aumento exponencial en la producción de armas, incluidas las de tipo nuclear táctico.
Kim también ordenó a las fuerzas armadas norcoreanas intensificar este mes las maniobras en preparación para una “guerra real”.
AFP