Polonia está en el ojo del huracán. Su cercanía con Rusia y su frontera con Ucrania y Bielorrusia la colocan en el centro geopolítico del conflicto que enfrenta a a Kiev y a Moscú y que arrastra a la OTAN y muy especialmente a Estados Unidos. Por su territorio está pasando buena parte del armamento aliado que va a manos de las tropas ucranianas y, en mayor o menos medida, está centralizando los esfuerzos para impedir que Putin gane la guerra y se sitúe a las puertas de sus fronteras.
Por: La Razón
Pero el Gobierno de Varsovia, consciente del peligro que para su propia existencia tienen los anhelos imperialistas de Rusia, hasta el punto de que el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dimitri Medvedev, ha advertido al primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, de que su país “desaparecerá” en caso de que haya un conflicto directo entre fuerzas rusas y de la OTAN, ha decidido reforzar sus fuerzas armadas.
De hecho, las compras de armamento anunciadas por el Gobierno polaco podrían llegar a convertir a este país en uno de los poderosos de Europa y en la gran potencia regional. El gobierno ultranacionalista del PiS considera que el país se tiene que rearmar lo más rápido posible con la adquisición de nuevos tanques coreanos y estadounidenses, sistemas de defensa antiaérea, aviones de combate F-35 y cientos de obuses. No solo es una cuestión de equipamiento. “Polonia ha tenido que cambiar su enfoque, su estrategia y su actitud de compra”, explica Marek Swierczynski, director de Seguridad y Asuntos Internacionales del centro de análisis Polityka Insight, en Varsovia.
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