“De seguir así, en 2030 no tendremos nada, sino un agua salada llena de petróleo y aceite”, dijo Domingo Medina, un pescador de Punta Cardón, la comunidad que colinda con la refinería Cardón que forma parte del Complejo Refinador de Paraguaná, el más grande de Venezuela.
Por Corresponsalía lapatilla.com
Medina hace referencia a los constantes derrames de crudo y gas que se registran en el Golfete de Coro, y que se han acentuado desde el año 2020, causando un gran daño al ecosistema marino, porque aunque Petróleos de Venezuela (Pdvsa) repara las fugas, no aplica medidas de saneamiento en ninguna parte de la costa.
Los pescadores denunciaron que la tubería submarina ya cumplió su vida útil y le aparecen orificios por el mal estado de esta. Además, son los mismos pescadores que se percatan cuando hay un derrame y reportan a Pdvsa con vídeos que graban en el lugar.
Posteriormente envían buzos y pescadores de la zona, que contratan para que reparen la tubería. Le ponen un tapón y encima sacos de arena, luego efectúan un nuevo recorrido para verificar que la rotura se haya sellado.
Estos últimos dos derrames fueron avistados el pasado jueves 13 de abril y desde entonces dieron parte a las autoridades. Sin embargo, hasta este lunes 17 de abril, no se habían ejecutado las reparaciones y el crudo recorría varias millas náuticas. El hidrocarburo ya estaba frío y en forma de pelota, lo que significa que se iría al fondo del mar.
La preocupación de los pescadores es que este es un problema que se ha agudizado y que ya ha afectado la producción de la costa. Han perdido los criaderos de camarones y langostas, tampoco hay peces de aguas medias y profundas debido a la contaminación.
El Golfete de Coro está lleno de humedales que son refugio para aves migratorias que recorren el mundo y que llegan a los caños para descansar y alimentarse de la biodiversidad marina, la cual está severamente comprometida por los constantes derrames de crudo y gas.
Los pescadores de Paraguaná, principalmente los de Tacuato, Tiguadare y Punta Cardón, deben migrar a otros ejes de la región para pescar, principalmente a Zazárida y Cabo San Román.
Otro inconveniente es la gasolina, pues el régimen de Nicolás Maduro solo les otorga 120 litros semanal por embarcación, y a cambio de ello deben entregar 12 kilos de pescado, pero muchas veces regresan con las cestas vacías. Este combustible solo les alcanza para un día de pesca, mientras que el resto de la semana deben ingeniárselas para faenar.
Este problema ha sido expuesto a Pdvsa y al Ministerio de Ambiente. Incluso, en julio de 2022, en Punta Cardón hubo una reunión con todos los involucrados y se plantearon estos problemas, pero hasta la fecha no han obtenido ninguna respuesta.
Medina explicó que también existen muchas lanchas dañadas por falta de mantenimiento, porque lo que generan escasamente alcanza para el sustento diario de sus familias. Muchas veces los hijos de pescadores se acuestan sin comer, porque no hay nada que darles.
“Hay familias que han perdido sus chinchorros, y las lanchas llegan manchadas con petróleo. Ya no sabemos qué hacer, porque nadie nos da respuesta de nada”, concluyó.