“La mente del hombre es limitada y por eso necesita a las mujeres. Debería someterse a ellas”.
Por Infobae
Así pensaba William Moulton Marston, quien a los 22 años se había recibido de doctor en Psicología para luego seguir la carrera de abogacía.
“Ni siquiera las mujeres quieren ser mujeres mientras nuestro arquetipo de femineidad carezca de fuerza, fortaleza y poder. El remedio obvio es crear un personaje femenino con toda la fuerza de Superman, más todo el encanto de una mujer bella y buena”, insistía el hombre nacido en Saugus, Massachusetts, el 9 de mayo de 1893.
Y fue esa convicción lo que lo llevó a crear, años más tarde, la primera gran heroína cuando solo los hombres eran super héroes: la Mujer Maravilla.
Pero esta vez no contaremos solo la historia de un ícono femenino que nació hace más de ocho décadas y estuvo en todos los soportes mediáticos -desde las historietas, la serie de tevé Wonder Woman, que perduró con altos ratings entre 1975 y 1979 con su súper star inigualable Lynda Carter, a los libros y el cine-; esta vez el protagonista es el hombre que la creó rompiendo todos los estereotipos de la época.
Charles Moulton (tal su seudónimo) no era un psicópata sexual, como lo calificaron con el dedo en alto varios de sus colegas, pero sí un sadomasoquista, amante, en especial, del bondage, práctica erótica basada en la inmovilización del cuerpo con sogas, cintas, cadenas, esposas, y paradigma de sumisión: la contrapartida de la heroína.
En 1915 se casó con su colega Elizabeth Holloway, y diez años después llegó a su casa de la mano de Olive Byrne, bellísima y una de sus alumnas.
“Vivirá con nosotros”, le dijo a Elizabeth. No hubo oposición, y esa misma noche durmió con ellos.
Los tríos sexuales pasaron a formar parte de su vida familiar, tanto que las dos mujeres empezaron, además de sus amores con Marston, una intensa relación lésbica. Familia polifuncional y poliamorosa … ¡en 1930! Y con cinco hijos: Pete y Olive Ann con Elizabeth, y Byrne, Donn y Fredericka con Olive.
Además de su esposa y su amante, Marston convivió en parte con Marjorie Wilkes Huntley, una joven a quien había conocido cuando trabajaba parea el ejército, feminista y segura de sí misma, que terminó ayudándolo a pasar a tinta sus bocetos.
Olive se había unido a la casa bohemia de Marston y los tres -a veces los cuatro cuando se unía Marjorie- desarrollaron un culto de amor libre llamado “Unidad de Amor”. El libro La secreta historia de la Mujer Maravilla, de la historiadora de Harvard Jill Lepore, contiene notas del grupo, que instruyen a las mujeres a “exponer sus cuerpos y usar varios métodos legítimos de la Esfera del Amor para crear en los hombres sumisión a ellas”.
Como psicólogo William se apasionó por la conducta humana: voluntad, poder, conciencia, emociones primarias, síntomas del cuerpo, y hasta la influencia de los colores. Para ello trazó el modelo DISC: Dominio, Influencia, Sumisión, Conformidad con las normas.
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