El pasado 14 de noviembre de 2022, mientras se rezaba un solemne Te Deum en la Iglesia católica de Rebecq, una pequeña ciudad situada 30 kilómetros al sur de Bruselas, un hombre se levantó, empezó a gritar, sacó una bandera nacional y un retrato del rey Felipe, quemó la bandera y el retrato. Meses antes, el 17 de abril también del año pasado, había abofeteado al párroco de la misma parroquia.
Por: Clarín
El hombre, cuya identidad real se desconoce pero al que algunos medios belgas identifican como B.B., fue detenido.
Si el delito de injurias a la Corona fue abolido hace años, la agresión sí iba a ser juzgada. En noviembre pasado el hombre había sido puesto ante un tribunal. En esa sesión aseguró que Bélgica no es una nación, que los belgas no son un pueblo, que no reconocía la autoridad de la Justicia para juzgarlo y que el fiscal era un “negacionista”.
El hombre también contó durante aquella sesión que en realidad no es quien dice su carnet de identidad sino el rey de Francia Luis XX. Cuando acabó su perorata, el tribunal ordenó que fuera visto por un psiquiatra forense que determinara si el hombre tenía alguna enfermedad mental.
Este lunes, en el Tribunal Correccional de la provincia del Brabante Valón, competente para los delitos cometidos en la región donde se encuentra Rebecq, tenía previsto empezar las audiencias, que se preveían cortas. En la primera se debía presentar el informe del psiquiatra forense. Pero apenas hubo audiencia.
Antes de empezar la sesión y mientras se esperaba que llegara, con retraso, el abogado del acusado, este sacó otra bandera nacional y esta vez escupió sobre ella.
Después dijo que el psiquiatra era un “judío comunista” y alegó que no tiene ninguna enfermedad mental y que siendo el legítimo pretendiente al trono francés está trabajando políticamente para devolver la monarquía a los franceses.
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