La historia de Jimmy Zapata Salinas, un peligroso delincuente condenado a 30 años de cárcel por homicidio y desaparición forzada que se convirtió en un líder espiritual y defensor de los Derechos Humanos en la cárcel Rodrigo de Bastidas de Santa Marta, tiene sus creyentes y detractores.
Por eltiempo.com
Zapata hizo parte de las Autodefensas Unidas de Colombia, se desmovilizó del bloque Resistencia Tayrona y fue uno de los líderes de la banda ‘Los Nevados’, que azotó a esa parte del país con extorsiones, homicidios y movilización de drogas.
En el 2007 fue capturado por el homicidio de la funcionaria del CTI de la Fiscalía Judith Álvarez Hernández, quien precisamente se encontraba adelantando una investigación muy seria contra la organización criminal a la que pertenecía Jimmy Zapata.
Más que las situaciones complejas que tenía que afrontar en la cárcel de Santa Marta, el hecho de estar lejos de su familia le causó una depresión y dolor que terminó originándole una grave enfermedad cardíaca, que por poco lo lleva a la muerte en tan solo cinco años de estar privado de la libertad.
Fue trasladado a un hospital y allí permaneció durante más de un año en el que tuvo una recuperación lenta. Pero ese tiempo, dice, le fue suficiente no solo para recuperarse físicamente, sino también para fortalecer su espíritu. Asegura que al estar cerca de morir conoció de Dios y decidió hacer un cambio en su vida.
“La enfermedad me abrió los ojos y me hizo entender que necesitaba modificar mi comportamiento. Conocer a Dios y seguir su camino es lo mejor que pudo pasarme”, cuenta Zapata a EL TIEMPO.
Jimmy dice que salió del centro asistencial con un propósito, no solo de trabajar en convertirse en un mejor padre, esposo y amigo, sino también en líder de transformación aplicando el evangelio que conoció en sus compañeros de prisión.
En aquella época, la permanencia en la Cárcel Rodrigo de Bastidas era un infierno. Amotinamientos, enfrentamientos entre reclusos y conductas irregulares que allí se presentaban. A pesar de su pequeña estatura, Zapata se enfrentó a grandes y peligrosos criminales, no para someterlos, sino para afrontarlos y hacerles ver que estaban actuando de manera incorrecta. Su testimonio motivó muy rápidamente a otros compañeros de prisión a también modificar sus conductas.
“Jimmy siempre ha sido un líder dentro de la cárcel, nos ha ayudado a muchos a cambiar nuestra manera de pensar y de actuar. Ha sido un ejemplo para nosotros”, afirma Julio César Alvares Gómez, un interno.
Todo este tiempo desde que asumió su labor como pastor ha sido de aprendizaje y crecimiento espiritual, pero lo más importante para él es el impacto que ha conseguido en la vida de sus compañeros de prisión. Manifiesta que con sus propios ojos ha sido testigo de cómo muchos de ellos han cambiado y han encontrado la paz que él mismo ha experimentado por medio de su fe.
“El cambio no es fácil, pero sí es posible. Yo lo he vivido en carne propia y he visto cómo mis compañeros han transformado sus vidas. Todos merecemos una segunda oportunidad”, dice el recluso, que trabaja en proyectos para ayudar a la comunidad para ayudar a jóvenes en situación de riesgo y prevenir la delincuencia.
Además, se ha convertido además en un defensor de los derechos humanos y representa a los reclusos en la lucha por condiciones más justas en el penal.
Estos hechos se podrían catalogar como ‘buen comportamiento’ y en unos 3 o 5 años podría solicitar la medida de detención domiciliaria, con base en una evaluación que hacen mensualmente el Inpec.
Opiniones encontradas de las víctimas
La historia de la conversión de Zapata es recibida con escepticismo por víctimas de su antiguo grupo.
Para Luz Marina, cuyo esposo fue asesinado por la banda Los Nevados, es muy difícil de procesar. “No puedo decir que creo completamente en su arrepentimiento, porque no puedo olvidar lo qué pasó, que fue muy grave”, dice la mujer.
“Pero si él ha cambiado realmente, entonces eso es algo bueno. No queremos más violencia, queremos paz”, asegura.
Sin embargo, para Ana María, cuyo hermano también fue víctima de los Nevados, el arrepentimiento de Zapata es insuficiente. “¿Cómo podemos saber que es sincero??”, pregunta.
“Además, incluso si está arrepentido, eso no borra el dolor y el sufrimiento que causó a nuestras familias. Debe pagar todos los años que fue condenado él y todos los que integraron este grupo criminal que tanto daño hizo”, expresó Ana María.
La historia de Zapata y su conversión ha llamado la atención de expertos en psicología y violencia. Algunos creen que el arrepentimiento y la rehabilitación son posibles para cualquier persona, pero que requieren de su propia decisión y esfuerzo.
La doctora Jennifer López Vargas, psicóloga clínica y experta en terapia de rehabilitación, dice que la conversión de Zapata podría ser una señal positiva de cambio, pero que es importante ser cautelosos.
“Es común que los delincuentes muestren remordimiento cuando están en prisión, pero hay que revisar muy bien que se trate de un cambio genuino”, dice la experta López Vargas.
Agrega que “la rehabilitación es un proceso largo y difícil, y requiere mucho más que un simple arrepentimiento”.
En el caso de Jimmy, por lo que ha conocido, considera que ha mostrado grandes evidencias de sus intenciones de querer no sólo mejorar como persona, sino llevar a otros por ese mismo camino del arrepentimiento y perdón.
Otros argumentan que en casos de violencia extrema, el daño causado a las víctimas es demasiado grande para ser reparado simplemente con el arrepentimiento del agresor.
A pesar de las opiniones divididas, todos están de acuerdo: el dolor y la tragedia causados por la banda de ‘los Nevados’ no pueden ser olvidados ni ignorados.
“Las víctimas merecen justicia y reparación, y cualquier intento de arrepentimiento o cambio por parte de Jimmy Zapata debe ser visto a través de la lente de ese dolor y esa tragedia”, manifiesta López.
Los procesos de transformación en la cárcel
Desde que expresó sus intenciones de poner en práctica el evangelio y llevar la palabra de Dios en el interior de la cárcel de Santa Marta, Jimmy ha recibido críticas y comentarios de incredulidad.
Sin embargo, él expresa que se ha mantenido firme en su convicción, y se ha propuesto organizar cursos y reuniones, como líder de los reclusos, y realizado actividades de integración, deporte y emprendimiento.
En esa labor contactó a fundaciones en busca de apoyo y logró pintar los pabellones de la cárcel, reparar la cancha de fútbol y generar un ambiente diferente.
“Jimmy es una persona que siempre está dispuesta a ayudar a los demás. Él se preocupa por el bienestar de todos los reclusos y siempre está buscando maneras de mejorar la vida en la cárcel”, dijo una de las funcionarias del penal.
A lo largo de los años ha conformado varios grupos de líderes presos que contribuyen a fortalecer labor social y espiritual.
“Jimmy siempre ha sido un buen hombre, pero cayó en errores y eso nos afectó a todos. Sin embargo, él se ha esforzado por cambiar y por ser una mejor persona, y eso lo hace un ejemplo para todos nosotros. Espero que pronto pueda estar con nosotros de nuevo, porque lo necesitamos”, dijo su esposa.
Aunque ya van 15 años privado de la libertad, espera que en un momento dado pueda retornar a su casa y reencontrarse con su familia, su esposa y sus hijos, ya adultos, y sus nietos.
“Trato de brindarles amor en cada visita, pedirles perdón por haberles fallado, aconsejarlos para que no cometan los mismos errores que yo”, sostiene el ahora pastor.