Ser docente en Venezuela: entre la vocación, la lucha y el rebusque

Ser docente en Venezuela: entre la vocación, la lucha y el rebusque

AME393. CARACAS (VENEZUELA), 23/08/2021.- Niños hacen tareas en sus cuadernos durante una clase en la casa de la maestra Jasmín Castro, el 20 de agosto de 2021, en Petare, Caracas (Venezuela). Maestras preocupadas por la educación de los niños que habitan en Petare, una de las barriadas más pobres de Venezuela, abrieron las puertas de sus casas para educar a los chicos en medio del cierre de escuelas, empujado por la covid-19, que ya suma más de un año y el difícil acceso a internet. EFE/ RAYNER PEÑA R.

 

Repostería, costura, venta de productos alimenticios y otros oficios son las actividades paralelas a las que han tenido que recurrir muchos docentes venezolanos –activos, jubilados, de Educación Básica, Técnica y Universitaria– para poder completar su sueldo y así subsistir.

Por Tal Cual

Las protestas de este gremio –por mejoras salariales y laborales– no han faltado durante el último lustro y se intensificaron en 2022 y este 2023; luego de la aparición del instructivo de la Onapre y la migración de nóminas regionales al Ministerio de Educación. Muchos docentes salieron el pasado 9 de enero a protestar y hoy siguen en las calles exigiendo sueldos dignos y restitución de beneficios robados por la revolución bolivariana.

Tras más de 100 días de protestas continuas, TalCual, junto a El Tiempo, Correo del Caroní, La Mañana, El Impulso, La Nación, Yaracuy al Día, La Verdad y Radio Fe y Alegría, entrevistaron a ocho docentes y una estudiante de Educación para conocer sus realidades y expectativas sobre las protestas, los posibles anuncios del próximo 1° de Mayo –Día del Trabajador– y el futuro de la educación en Venezuela.

“El futuro es de preocupación y de ocupación”

Ella tiene dos estatus. El primero es como jubilada y el otro como docente activa en La escuela La Providencia 152, en el municipio Bruzual (Anzoátegui).
Recuerda que en la década de los 90 compró dos vehículos 0 kilómetros. Eso la hace sonreír, pero esa curva en el rostro se va y entra la nostalgia cuando piensa en su carro accidentado desde hace siete meses. «Ni los repuestos he podido comprar», señala.

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