John F. Kennedy dijo una vez que “estamos atados al océano”.
Por BBC Mundo
“Y cuando volvemos al mar, ya sea para navegar o para mirar, volvemos al lugar de donde venimos”.
Una cita que resulta más real de lo que uno podría pensar porque cada uno de nosotros está inexorablemente ligado a los océanos.
Y es que además de que toda la vida en la Tierra se originó en sus profundidades, los océanos también son cruciales para nuestro futuro.
Recientemente la superficie del mar alcanzó un nuevo récord de temperatura en un proceso de calentamiento que los científicos reconocieron que no entienden muy bien.
Fue brusco, rápido e inesperado, superando en algunos lugares en 13,8°C la media registrada entre 1981-2011.
Este aumento de temperatura puede tener serias consecuencias para la vida en la Tierra.
Menor capacidad de absorción de CO2
Los océanos cubren aproximadamente el 71% de nuestro planeta y son fundamentales en los procesos que nos mantienen vivos.
En primer lugar, porque si las selvas tropicales son consideradas como “los pulmones del planeta”, los océanos son los que nos proporcionan entre el 50% y el 80% del oxígeno que respiramos. Además, a través de sus corrientes y de lo que se conoce como cinta transportadora oceánica, ayudan a regular el clima de la Tierra transportando el calor desde el ecuador hacia los polos.
Los océanos también resultan esenciales en la lucha contra el cambio climático, como le contó a la BBC el biólogo marino peruano Daniel Cáceres Bartra, representante para América Latina de la Alianza para los Océanos Sostenibles.
“Este inicio de año el 4% de la superficie del planeta ha registrado récords de calor y este marzo ha sido el segundo más caliente desde que tenemos registro por la cantidad de emisiones y la cantidad de calor que tenemos almacenado”, dijo.”De ese exceso el océano absorbe el 90% y eso agudiza la formación de tormentas, huracanes y otros fenómenos como El Niño. Eso lo hemos visto aquí en Perú, donde se produjeron inundaciones en quebradas que habían estado secas por años”.
Pero lo que absorbe el calor no es el océano en sí, sino lo que vive en él.
Muchas formas de vida acuática son capaces de retener dióxido de carbono de forma natural, llevándolo hasta el fondo marino y manteniéndolo ahí incluso después de muertas.
Se trata de una variedad de especies muy amplia, desde el microscópico fitoplancton hasta las gigantescas ballenas, que contribuyen a alimentar estos “sumideros de carbono” (zonas que absorben más dióxido de carbono del que liberan).
En este proceso tienen un rol central las praderas marinas, que conforman más de 70 especies de algas que crecen en zonas costeras poco profundas.
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