Los nombres heredados fueron la marca de famosas dinastías a lo largo de la historia. Hoy en día, la costumbre responde más a homenajear a algún ser querido que a ungir a alguien como miembro de un clan o ubicarlo en una línea de sucesión.
Por Clarín
En todo caso, la numerología en alianza con la gematría ayuda a descifrar qué esconde nuestro nombre. La gematría es una disciplina que mediante la asignación de un valor numérico estudia e interpreta los nombres, las palabras y las frases de cada carácter del alfabeto hebreo. “Cada letra es una entidad simbólica en sí misma y su combinación es un vehículo con el que se alcanza la sabiduría”, explica la numeróloga Julieta Rutenberg a Clarín.
Rutenberg indica que, así como una nota musical cuenta con una vibración, cada letra tiene la suya, una energía que “se expresa en frecuencias de onda que toman diferentes expresiones electromagnéticas”.
Para la numeróloga, esa intención vibracional que guarda cada palabra “tendrá un impacto concreto en lo que hoy la ciencia determina y llama como campo cuántico”. Entonces, ¿cuán importante es lo que se manifiesta en nuestro nombre?, ¿cuándo elija un nombre a mi descendencia, le agrego nombres de sus antecesores?
“Cada letra va a expresar una vibración y su conjunto va a determinar un patrón de manifestación —explica la especialista—. En el nombre y el apellido vamos a cargar con patrones que son heredados y no propios”. En otras palabras, la elección de cómo nos llamaremos es una frecuencia impuesta por nuestros progenitores.
Por esta razón, Rutenberg recomienda medir el valor numérico de ese nombre heredado, comprender cómo interactúa con todo el nombre y trabajarlo para “trascender y limpiar algunas cosillas que no nos pertenezcan genuinamente”.
Qué es el “impulso del alma” en un nombre y cómo descubrirlo
¿A qué se refiere con esas “cosillas”? “Muchas veces es conveniente retirar alguna vibración numérica que no resuena con lo que nuestro natalicio necesita. Esto se suele hacer por medio del documento nacional de identidad o avisando a nuestro entorno que literalmente no nos llamen más de una determinada manera”, asegura.
Pero, ¿de dónde proviene esa vibración que se manifiesta, armónicamente o no, a través de nuestro nombre? Yace en lo que se denomina como impulso del alma, que viene dado por las vocales. Rutenberg sostiene que se trata de “una vibración que nos habla de la fuerza interna, las inclinaciones y las motivaciones ocultas. Un número que representa lo que debemos trascender dentro del núcleo familiar”.
El impulso del alma también representa el motivo por el cual elijo encarnar dentro de mi familia. El número detrás del impulso del alma de un nombre, afirma la experta, debe actuar en los actos de la vida presente, ya que posee un desarrollo trunco de vidas anteriores. “Si este impulso permanece reprimido por circunstancias externas, será una frecuencia que se usará en la próxima encarnación”, advierte.
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