William Anseume: El aumento que no fue

William Anseume: El aumento que no fue

Mucha expectativa, ya vemos que vacua, se había despertado para este primero de mayo, tradicional fecha de anuncios anuales de aumentos o ajustes en los sueldos y el salario mínimo. La presencia continuada en Venezuela de la Organización Internacional del Trabajo, luego de la derrota monumental en esa organización del régimen de Maduro, que a través de la figura de su supuesto ministro del trabajo manifestó su desacuerdo y desconocimiento de la decisión de avanzar en nuestro país de manera inmediata, decisión tomada hace dos años, hacia suponer algo distinto, tal vez.

Así lo manifestaron quienes se constituyeron en voceros extraoficiales, principalmente los empresarios, quienes hasta asomaron posibles montos, mientras alentaban, como es debido, las discusiones en el Foro de Diálogo Social, donde se discutirá de salario mínimo, sueldo y otros temas no menos importantes como la libertad sindical, la expropiación de tierras o los acuerdos tripartitos. Los menos arriesgados en el mundo sindical hablaban de un ajuste que llevaría el mínimo de nuevo a treinta dólares. Esto obligó mi pronunciamiento en cuanto a que no existía razón alguna para el optimismo laboral. Se estaban generando falsas expectativas, cuando todos sabíamos desde hace dos años que el régimen iba a esas reuniones a regañadientes. Obligado internacionalmente.

El régimen del terror, de la manera más vulgar y descarada, como reza una canción popular, volvió a burlarse de los trabajadores venezolanos, de los jubilados, de los pensionados. ¿Como queda el Foro de Diálogo Social? No se produjo ningún ajuste de sueldo ni de salario. Lanzó un incremento de bonos. Así cumplía con aquellos que exigían la eliminación o la disminución del peso de las prestaciones sociales -derecho adquirido, por demás. De un plumazo continuado, en dos días en los que las contradicciones hicieron rectificar, anula sueldos y salario y pasan a ser “bonificados”. Otro sablazo más al tema laboral. Ratifica la burla del año pasado, cuando ofreció Nicolás Maduro un bono compensatorio a los jubilados que nunca concretó.

El resultado vuelve a ser inclemente para los trabajadores, jubilados y pensionados. Ya había ocurrido antes la aplicación del Instructivo ONAPRE que redujo los sueldos establecidos en la administración pública. Esto fue la eliminación más violenta de las convenciones colectivas impuestas por el mismo régimen que impone la explotación como política laboral. El camino de la esclavitud moderna. Al no ajustar sueldos y salario mínimo, estos tienden a su desaparición. Con ella se van sus efectos en bonos vacacionales, de fin de año, sus repercusiones en toda la ya inexistente protección social: salud, gremios, sindicatos, cajas de ahorro. Esto después de más de año y medio que mantienen secuestrados los aportes y retenciones efectuados a los trabajadores por sus afiliaciones.

Los jubilados resultan más perjudicados aún. Discriminados, preteridos, segregados. El mentado bono de guerra económica resulta mucho menor que el de los activos. En un limbo está para ellos el hecho incierto del ajuste de cesta ticket anunciado. Quienes están fuera del país ni siquiera perciben los bonos por el Sistema Patria. Los pensionados deberán conformarse, según los anuncios, con sus montos insignificantes. Esto es un moridero laboral.

Ni los ataques, como el reciente de Los Teques, en el que dos manifestantes resultaron heridas, detendrá las protestas en las calles ni está parálisis notoria en casi todos los organismos de la administración pública. Incluidos educación y salud. Debemos seguir la presión en los organismos internacionales también. Nuestra visita más reciente con estos temas fue a la ONU. Aunque la OIT no brinde los resultados esperados ni de cerca, es preciso seguir llevando allí también las posiciones. La idea del régimen es seguir presentando este escudo humano miserabilizado como combate a las sanciones que el mismo se procuró por su errada política internacional. Su otra acción es la amenaza permanente de seguir enviando desplazados al mundo, especialmente al resto de la América Latina. Este tipo de extorsiones también deben ser condenada mundialmente. La conferencia colombiana sirvió de poco, como bien podemos apreciar. México luce lejos. El monstruo, marcado por Cuba y Rusia sigue impertérrito su accionar demoledor.

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