Los vendedores informales del famoso y conocido mercado El callejón de los pobres están hartos de convivir entre las aguas negras y malos olores.
Corresponsalía lapatilla.com
Los comerciantes tienen años reclamando a Hidrolago para que resuelva el derrame de cloacas que afecta a gran parte de los mercados ubicados en el casco central.
Celia Araujo trabaja desde hace 25 años en El callejón de los pobres. Dijo que los últimos cinco años han sido los más nefasto de su vida como comerciante, no solo por la crisis, sino por el colapso de los servicios públicos.
Trabajar en un ambiente putrefacto ha desencadenado enfermedades gastrointestinales y respiratorias.
“Los jeans, que siempre se venden, ya no es así. Desde hace años en Venezuela nos debatimos entre comer o vestirnos. La gente prefiere comer. Las ventas están malas y a eso se le suma las precarias condiciones del mercado. La gente prefiere irse a los locales con aire acondicionado, en vez de aguantar el mal olor y calor“, señaló.
Algunos compradores señalaron que por la diversidad de ofertas se atreven a caminar entre aguas servidas y olores putrefactos, y otros optan por comprar en mercados que no tengan este problema de salud pública.
Luis Pérez, marabino, dijo que es antihigiénico comprar en Las Pulgas, pues en casi todos los pasillos se aprecian las aguas podridas que emanan del pavimento o concreto.
“No es por exagerar, pero convivir en un espacio donde abundan las aguas negras es parte de una crisis humanitaria”, señaló.
Pérez informó que la empresa estadal Hidrolago solo viene a tomar fotos y pedir dinero porque no cuentan con recursos para arreglar el problema.