Ángel Eduardo Maradiaga Espinoza, de 17 años, había dejado el pueblo de Olanchito, Honduras, el 25 de abril para buscar el sueño americano. Menos de un mes después, había muerto bajo el cuidado de las autoridades migratorias de Estados Unidos, en medio de una serie de interrogantes que aún se investigan.
Por El País
Maradiaga había sido asignado a los Servicios Familiares y Comunitarios Judíos de la Costa del Golfo, en Safety Harbor, Florida, el pasado 5 de mayo. Estaba bajo custodia de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), que pertenece a Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.
Este departamento canaliza a los migrantes no acompañados que llegan a EE UU y los dirige a albergues. La mañana del miércoles 10 de mayo, el joven fue encontrado inconsciente y llevado a a un hospital. A pesar de los intentos para reanimarlo, lo declararon muerto poco después.
Las autoridades estadounidenses han ordenado una investigación del caso. Mientras tanto, la familia de Ángel espera que se le de un seguimiento a su caso, en medio de las políticas migratorias que entraron en vigor luego del vencimiento del Título 42.