Desde hace cinco meses los presos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) de Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, tienen problemas con las tuberías de agua negras.
Según le explicaron al equipo del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), las cloacas se desbordaron y los baños tuvieron que ser clausurados, por lo que 42 privados de libertad divididos en dos celdas, 22 hombres en una y 20 en otra – tienen que defecar en bolsas plásticas.
En este punto es importante destacar que estas celdas tienen una capacidad máxima de hasta seis personas, por lo que el hacinamiento al que sobreviven estas personas es realmente crítico.
En ese sentido, algunos familiares le relataron al OVP que los presos usan las sábanas colgadas de los barrotes para crear una especie de hamacas, otros duermen en el piso y además deben soportar el hedor de las cloacas en un espacio que ni siquiera tiene ventilación.
“Desde hace cinco meses que se han visto afectados con el colapso de las cloacas. Hay brotes de escabiosis, diarrea y gripe que tampoco sabemos si se trata de Covid porque no son atendidos por un médico. Si alguno se enferma, lo automedicamos, le pasamos pastillas para paliar los síntomas pero nunca reciben atención médica”.
Asimismo se conoció que los más afectados son los hombres, porque 8 mujeres que están en una tercera celda tienen acceso a un baño afuera, a modo de recompensa por limpiar las oficinas del CICPC.
En el mes de abril los privados de libertad hicieron una huelga de hambre que fue denunciada por OVP para exigir el arreglo de las cloacas, dicho problema fue escuchado y solventado. Sin embargo, se trató de un pañito de agua tibia que a los pocos días volvió a generar el colapso de los baños.
“A los cuerpos de seguridad no les importa el bienestar ni las condiciones de los privados de libertad, pero a nosotros sí porque vemos como nuestros familiares sufren y se enferman”, manifestaron al equipo de OVP.
Sin traslado y maltratados
Familiares de los detenidos en CICPC Puerto La Cruz aprovecharon para denunciar que en esos calabozos lo que prevalece es el retardo procesal.
Los presos no son trasladados a tribunales y, aunque las boletas llegan a la sede, supuestamente son desaparecidas por los funcionarios para no hacer los traslados.
De la misma forma denunciaron que cuentan con muy poco tiempo para las visitas, pues solo les dan cinco minutos para ver a su ser querido.
Por último, OVP pudo conocer que además de los maltratos sufridos por parte de los funcionarios, dentro de las celdas se está instaurando una especie de pranato.
Se trata de dos presos, que son identificados como primero y segundo al mando, quienes hasta ahora no han exigido el pago de “causa” (tarifa extorsiva impuesta por los pranes), pero si han impuesto algunas reglas que deben cumplir a cabalidad o de lo contrario serán golpeados brutalmente por el resto de los reos.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones