Una mujer estadounidense tuvo una reacción alérgica con un alimento que el personal del avión sirvió a los pasajeros, pese a que ella les había informado de su problema. De acuerdo con su relato, se le cerró la garganta y tuvo que aplicarse un medicamento de urgencia a bordo, al mismo tiempo que un pasajero que era médico la ayudaba. La pasajera señaló que el piloto se negó a hacer un aterrizaje de emergencia, aun cuando advirtió el potencial mortal de la situación.
Por La Nación
El medio Insider tuvo acceso a una queja presentada ante la Oficina de Cumplimiento y Procedimientos de Aviación del Departamento de Transporte, donde Sara Metzger denunció todo lo ocurrido. Según relató, viajaba desde Sarasota, Florida, después de haber visitado a su familia y su destino de regreso a casa era Portland, Oregon. Tuvo que hacer una escala en Atlanta, Georgia, pero siempre se aseguró de mantener al tanto a la tripulación de cabina acerca de la reacción que le causaba comer frutos secos.
Cuando ya estaba en la aeronave, Metzger escuchó cómo las azafatas decían que se les daría este fruto como snack, por lo que volvió a recordarles que ella era alérgica. Enseguida le dieron dos opciones: que no se sirviera el aperitivo a quienes estuvieran cerca de ella o que no se le diera a nadie en todo el avión. Ella optó por esto último, para descartar cualquier riesgo.
De un momento a otro sintió cómo se le hinchaba la garganta y le picaba. Al mirar un lado notó que algunas personas comían almendras. Si bien no detalló si las ingirió por accidente o el simple hecho de tenerlas cerca le causaba la reacción, aseguró que de inmediato comenzó a sentirse mal, por lo que fue al sanitario a aplicarse una dosis de EpiPen, una sustancia diseñada para inyectarse en el muslo de la persona para frenar la reacción.
De acuerdo con sus acusaciones, la mujer instó a los miembros del personal a hacer un aterrizaje de emergencia, pero estos “ni siquiera le hablaban”. Otro pasajero, que era cardiólogo, la examinó y le recomendó que esperara a ver cómo evolucionaban sus síntomas después de aplicarse el EpiPen, pero la afectada tuvo que administrarse una segunda dosis porque no sintió una mejoría. “Estaba sentada allí con los efectos residuales de esta reacción anafiláctica, esperando no morir en el avión. Era una situación realmente aterradora”, declaró para el mismo medio citado.
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