Mercedes Tamboury conversa con Carlos Leáñez Aristimuño, profesor en la Universidad Simón Bolívar de Caracas, para El Adelanto de Segovia
Carlos Leáñez Aristimuño, es usted profesor universitario venezolano creador de las cátedras “La guerra de los idiomas” y “Lengua, ciudadanía y nación hispanohablante” en la Universidad Simón Bolívar de Caracas, conferenciante internacional, articulista, asesor en lenguas y liderazgo en medio corporativo. Autor junto con otros especialistas de “La Neolengua del poder en Venezuela”. ¿Cuál es su trayectoria académica y profesional?
—Mis estudios incluyen literatura, lingüística y políticas lingüísticas y derecho administrativo y constitucional. Estudié en Alemania y Francia, eso era cuando Venezuela era rica.
He trabajado 15 años en la Unión Latina que incluía a españoles, portugueses, rumanos, franceses, italianos. Allí conocí a Philippe Rossillon, destacado funcionario de la ENA, que me explicó cómo Francia usa su política lingüística. Si Francia tuviera los hablantes que tiene el español en EEUU, EEUU estaría a punto de volverse francoparlante. Esto le permite a Francia usar su poder blando y pasar de ser una potencia de 2º orden a una de primero por la influencia de su cultura. Y el mundo hispano tiene una imagen disminuida de sí mismo, cuando Francia tiene una extraordinaria autoimagen. El mundo hispano tiene una capacidad ociosa en el uso del español, que supone un coste de oportunidad gigantesco.
—¿Cuáles son sus áreas de interés?
— Busco símbolos, relatos, metáforas y argumentos que me sirvan para hacer ver a los hispanos que nuestro país —Venezuela, Chile, Costa Rica, España— no es el que creemos sino uno que estalló a principios del siglo XIX, en el que rendíamos a plenitud y éramos poderosos. Toca, de forma realista y con las adaptaciones que imponen los tiempos, volver a esa unidad para garantizar la continuidad de la civilización hispánica y no quedar, como la mayoría de las culturas, al descampado. Los intentos de reagrupamiento realizados hasta ahora han sido inidóneos: grandilocuentes, irrealistas, de arriba hacia abajo. Pero hoy convergen una serie de factores que hacen factible, como nunca antes, la generación de dinámicas centrípetas de abajo hacia arriba. Debemos tomar plena conciencia de esos factores y comenzar a usarlos a nuestro favor.
—¿Tuvo que dejar Venezuela por la situación política?
—Todos estamos en peligro en Venezuela, pero no fui amenazado directamente. Dejé mi país en 2017 preventivamente para poner a salvo a mi familia de la inseguridad física, la ruina económica y la zozobra política. Deseaba darle un marco donde fuese factible realizar proyectos dignos, sin más sobresaltos que los que impone el mero dinamismo de la vida. Hoy, como tantas familias venezolanas, estamos regados por el mundo: Tenerife, Montreal, París. Convergemos en el ciberespacio y físicamente, aquí en Canarias, en Navidad.
—¿Qué entiende por neo-lengua?
—Aquella que empobrece y encauza la disponibilidad léxica, adultera las palabras y descoyunta la sintaxis con el fin de hacer imposible la construcción de una real oposición al poder y una cabal percepción de la realidad, amén de imponer un sesgo cognitivo.
“Pero tenemos Patria” he oído decir a personas en Venezuela tras cinco horas de cola esperando para que les repartan 1kg de harina.
Gracias a la neo-lengua se evita que la gente pueda construir un discurso con un contra-esquema del poder establecido. Los venezolanos han pasado a no poder expresarse con una complejidad mínima.
—¿Cómo influyen las palabras en crear la realidad y los conceptos?
—Son absolutamente determinantes, sin ellas somos mera biología. Sin un concepto y una palabra que lo designe el objeto que está no se ve, no es percibido. El lenguaje es el programa en el “ordenador” de nuestro cuerpo. Y cada lengua equivale a una interpretación diferente de la realidad. Por ello me gusta decir que Quien denomina, domina. Si una lengua funciona bien, descubre, si funciona mal, encubre. Es en esa lengua en la que elaboramos los relatos.
El mito fundacional de la mayoría de los países de Hispanoamérica es uno de tres etapas
• Santos indígenas que viven en la abundancia y en comunión con la naturaleza
• Malvados barbudos interrumpen esa paz de Edén y traen la opresión y el oprobio
• Ángeles libertadores abren una nueva etapa, aún imperfecta, para dar al traste con la dominación.
Esto es una locura que prepara el camino al totalitarismo y lo sustenta
Cuando hablo de Guerra de Independencia señalo algo muy distinto que si hablase de Guerra de Secesión. Porque nosotros no éramos “de” España, éramos España. También se dice “entre patriotas y realistas” cuando se podría decir “entre monárquicos y republicanos” Y Simón Bolívar, que recibe el nombre de Libertador, para mí es el Fragmentador.
Los hispanos debemos rotular las cosas para promover procesos centrípetos y cohesión, que nos permitan tener escala y relevancia.
—¿Cómo ve hoy en día la Hispanidad? ¿Cómo definiría la Hispanidad?
—La Hispanidad se da hoy donde hay una historia compartida de cultura de base católica y lengua española. En su momento lo que unió a esa comunidad fue la Corona y la religión católica. Estos factores generan una macrocomunidad real, es decir, una que, a pesar de su clara diversidad, es lo suficientemente semejante entre sí y distinta de las otras comunidades Recuerdo en mis tiempos de estudiante en Friburgo, cómo los iberoamericanos todos nos reuníamos en la cafetería alrededor de una mesa: paraguayos, mexicanos, venezolanos.
La plenitud hispánica, que se desplegó claramente durante los siglos XVI y XVII, se halla hoy en estado de latencia, como lo estuvo durante siete siglos antes de consumar la Reconquista. Debemos pasar de la latencia actual a una realización plena de nuestro potencial. Esto es hoy, dada la coyuntura inédita que vivimos, plenamente posible. Cuando se llevó a cabo la Secesión vencieron unas oligarquías amparadas por Inglaterra. El pueblo era monárquico y valoraba su economía, pero como consecuencia de la secesión se empezaron a imponer ideas extranjeras, racionalistas y universalistas que no han funcionado bien.
La Hispanidad hoy en día la veo muy bien como película, desde un dron y comparando, y muy mal como fotografía, a ras de tierra y sin comparar.
Hoy convergen varios elementos para retomar poder:
• La escala, somos 550 millones
• El idioma, el español
• El ciber territorio como nuevo espacio
• Y el surgimiento de lo que yo llamo “Rebelión Hispanista” cuyo primer hito fue el libro de Elvira Roca “Imperiofobia y Leyenda Negra”
Y con la coyuntura de la tensión que hay entre China y EE UU, podemos aprovechar para surgir como nuevo polo de poder.
Me gusta evocar el mito de Babel donde el Dios estratega del Antiguo Testamento comprende que para mantener su poder debe confundir las lenguas de los hombres y dispersarlos, así ya no podrán construir la Torre que Le desafía. Cuando se interrumpió la unidad de lo que yo llamo España (el Imperio) se dio la dispersión geográfica de los hispanos, pero no la de la lengua. No sólo eso, sino que, como “Dios escribe derecho con renglones torcidos”, quienes más hicieron por el español fueron los criollos republicanos, ya que los hispanófonos pasaron de ser el 33% al 94%. El siglo XIX es paradójicamente el de la gran expansión del español. La lengua no se dispersó, sino que se cimentó en lengua materna. La dispersión geográfica se puede combatir con la unión en el ciberespacio. Hay que constatar, por ejemplo, que en Spotify de las 10 canciones más oídas de 2022, 6 son en inglés, y 4 en español. En Youtube el 15% es contenido en español. Además, observo que Madrid se ha convertido en la nueva capital panhispánica, desplazando a Miami (que sigue teniendo el mayor número de conexiones aéreas con Iberoamérica). Pero las autoridades políticas de la CAM creo que son conscientes de esta potencia panhispánica de Madrid.
¿Qué falta pues para que esta latencia se haga realidad? Las ganas y las ganas se están dando, iniciadas, como dije, por el libro de Elvira Roca que fue como agua para la garganta seca: evidencias rigurosas y 39 ediciones. Luego surgen movimientos en redes sociales, el documental de José Luis López Linares “España, la primera globalización” y se empieza a cuestionar de forma muy crítica el relato oficial de 200 años en México, Venezuela, Argentina. Esto es la Rebelión Hispanista comenzada por los estudiosos pero continuada por todo el que quiera defender una manera de estar en el mundo. Esto es la mejora del sustrato subjetivo y la recuperación de la autoestima.
—¿Qué impide a los países hispanos tener influencia regional y mundial?
—La convergencia de poderes globales con oligarquías locales que tienen plena conciencia de lo que fuimos y lo que podríamos volver a ser y no desean otro competidor más. Reino Unido y EEUU observan la latencia hispánica, un león dormido y nadie desea otro gladiador en la arena.
Debemos pensar si queremos ser un subordinado permanente.
—¿Cómo se podría reconstituir el poder hispano?
—Desde la ciberplaza mayor panhispánica. Recuerdo cuando se intentó eliminar la Ñ de los teclados de los ordenadores. Hubo una respuesta hispana que lo impidió y los fabricantes de ordenadores dieron marcha atrás. Con ideas operativas y actuando de abajo hacia arriba, forzando a que las oligarquías locales cambien su agenda y actuaciones o desplazándolas del poder con equipos distintos.
Pienso en tener incluso un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en quitar trabas a la libre circulación entre países hispanos, en reclamos territoriales o en la defensa de las costas iberoamericanas frente a China.
Me refiero siempre a los hispanófonos. Los lusófonos tienen otra idiosincrasia y el que mucho abarca poco aprieta.
—¿Qué medios de comunicación influyen en la opinión del mundo hispano?
—Más allá de un medio en particular, veo que existen focos de irradiación de ideas, bien formados en universidades y foros internacionales, que persiguen imponer un “consenso” o un relato indiscutible. El fin es mantener al individuo atomizado (ocupándolo con la agenda del metro cuadrado o con el hambre) y a las comunidades políticas en permanente subordinación para que no aumente en escala, sino que se fragmente. Me impresiona la frivolidad de los medios, la inanidad de muchos tertulianos.
—¿Qué impacto ha tenido el chavismo en Venezuela, en España y en el resto de Iberoamérica?
—Enorme. Muchos europeos, que tienen una gran resonancia mundial, así como creyeron en el buen salvaje, suelen creer en el “buen revolucionario”, es decir, suelen pensar que hay en Hispanoamérica élites y personas ontológicamente buenas, capaces de, saltándose todas las leyes y contrapoderes, imponer el bien y la justicia. Así, le dan el beneficio de la duda a figuras tan feroces como el Che, Castro o Chávez y entran en tratos con ellos forjando —cínica o ingenuamente— una verdadera internacional de propaganda, ideas y finanzas que opera a nivel global. El aborrecimiento de lo hispánico —el europeo malo destrozó al “buen salvaje”— es dogma en estos grupos. Así, nos condenan a la impotencia: solo desde lo hispánico podemos lograr la escala necesaria para pesar en el mundo y solo la raíz hispánica nos es común a todos desde México hasta la Patagonia. Las otras raíces, si bien nos son claramente constitutivas, son claramente regionales. En efecto, las raíces tlaxcaltecas, caribes, mapuches o incas, no nos son comunes a todos los hispanos, por lo tanto, no es a partir de ellas que se puede construir fuerza significativa hoy, amén de que ni siquiera podríamos entendernos, dada la total diversidad lingüística. El chavismo, que asume furiosamente el antihispanismo, es objetivamente hablando una fuerza que mantiene la “división del trabajo” actual, en la que no tenemos la escala necesaria para la forja de una real soberanía y somos periféricos y dependientes. Contribuye así, con toda claridad y contundencia, al mantenimiento de un status quo en donde ningún país hispano es potencia de primer orden. El impacto global del chavismo es obrar en pro de la impotencia y la subordinación de los pueblos de habla española.
—¿Quiénes protegen y favorecen a Chávez?
—Mafias globales y estados antioccidentales. El más importante es Cuba, que es el país que ha sometido a Venezuela y persigue la irradiación a toda Hispanoamérica.
—¿Qué es el mito bolivariano?
— La revolución bolivariana es un intento desesperado por mantener el relato de las tres etapas: (santos, demonios, ángeles). Lo importante es que la lucha antiimperialista es permanente y siempre hacen falta los ángeles (estilo Bolívar) que mantienen al “pueblo” en perpetuo estado de dependencia con una promesa de vuelta al paraíso. Infantiliza y hace impotente. Al amputar lo que nos une a todos, lo hispano, solo quedad lo indígena que es particular y fragmentado. Se suprimen los 300 mejores años de nuestra historia. Chávez es el último ángel libertador.
Maduro, AMLO, Petro invocan una y otra vez esa mitología y pretenden que las cosas aún no funcionan porque, en 200 años, la deshispanización no ha sido total. Y en la ruta de vuelta a ese pretendido paraíso perdido hay totalitarismo, racismo e infantilización.
—¿Cómo ve los procesos políticos chilenos y colombiano?
—Convergentes en sus fines colectivistas y disolventes y fraccionadores del Estado. Pero divergentes en su disposición a dar un golpe de Estado. Para mí Chile ha sido una sorpresa reciente y agradable, por su voto y por la disposición de Boric a respetar el voto. Pero hay que tener en cuenta que Chile está configurado en gran parte, en el siglo XIX, por Andrés Bello (nacido en Caracas) que no fue un militar sino un civil, un sabio y nada de lo que pretendió fue anti hispánico “Orden y libertad” fue su lema. Chile no se deja seducir por ideas locas.
En los mismos años Caracas dio a luz al gran disolvente que fue Bolívar, y al gran puente que fue Andrés Bello. Cuando sólo era una villa de 30.000 habitantes, pero con una enorme densidad cultural como describió Humboldt.
—¿Y el español?
—Percibo una intensa ingeniería social aplicada a la comunidad política, a las relaciones entre los sexos, a la familia tradicional y al individuo, cuya existencia se busca sea “a la carta”, despegada de vínculos. Pienso que las élites experimentan una pérdida del sentido de realidad e imprimen a la sociedad una aceleración inasimilable. Hace falta hacer una pausa, realizar un inventario escrupuloso y evaluar hasta qué punto lo planteado constituye un avance o una sencilla imposición inasumible.
—El reciente premio Cervantes es Rafael Cadenas ¿Qué visión tiene de su obra?
—Cadenas es la antítesis de la neolengua: su palabra desencubre. Es libertad y belleza sin artificios. Plenitud de lo humano. Debería ser leído con fervor y a pequeños sorbos para contrarrestar las falsificaciones.
—Ars poetica
—Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.
No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir
brillos a lo que es […]
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
De: Intemperie (1977)
“El lenguaje es inseparable del mundo del hombre. Más que al campo de la lingüística, pertenece, por su lado más hondo, al del espíritu y al del alma. En otras palabras, no puede hablarse separadamente de un deterioro del lenguaje. Tal deterioro remite a otro, al del hombre y ambos van juntos, ambos se entrecruzan, ambos se potencian entre sí. Por eso en la defensa del hombre ha de incluirse la del idioma…”.
De: En torno al lenguaje (1985)
—¿Qué está investigando ahora?
—Los diagnósticos están hechos, pero no emerge la terapéutica conducente. Ella implica rasgar el velo que recubre y encontrar modos de acción conducentes. A ello me aplico.
—¿Qué consejo daría a las jóvenes generaciones de hispanistas?
—Si entendemos la palabra hispanista como “especialista en la lengua y la cultura hispánicas”, les recomendaría que buscaran la manera de difundir los frutos de sus investigaciones más allá del ámbito meramente académico. Ahora bien, me parece que hay una nueva acepción que viene formándose. Una que equivale a luchador por el rescate de la relevancia de los pueblos de lengua española. A ellos les diría: la capacidad está instalada. Utilicémosla a plenitud. Todo depende de nuestra lucidez y tesón. ¡Adelante!