Un temible descubrimiento a surgido de la dolorosa y profunda herida de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de un búnker abandonado que fue utilizado como base para experimentar en humanos los más monstruosos y atroces proyectos de la ciencia. Luego de 78 años, las imágenes comienzan a inundar el internet y liberar este “infierno terrenal” donde miles de hombres, mujeres y hasta niños sufrieron en silencio en medio del conflicto bélico. El “lugar X” se encuentra cerca de la ciudad de Anda, ubicada al noreste de China.
Por: El Heraldo
El sitio es la prueba más grande de la existencia de la Unidad 731
Tras el terrorífico hallazgo, se cree que este sitio de prueba es el más grande de “la infame” Unidad 731 de Japón, que llevó a cabo los escalofriantes experimentos con humanos durante la década de 1940. De hecho, los arqueólogos que encabezaron este descubrimiento, detallaron que estuvo enterrado casi ocho décadas, exactamente se encontró “escondido” en la provincia de Heilongjiang. Fue construido por los japoneses en 1941 de forma secreta y subterránea, además de que la idea siempre fue realizar pruebas en los cautivos chinos, coreanos, rusos y hasta estadounidenses.
Hasta 12 mil hombres, mujeres y niños fueron las víctimas
Se cree que hubo un total de 12 mil personas las brutalmente torturadas en el búnker japonés, todo para finalmente ser asesinados tras los espantosos actos de la Unidad 731. De acuerdo con el informe, los escalofriantes experimentos consistieron en que el grupo de científicos expusiera a los sujetos humanos a la deshidratación, donde los mataban dentro de centrífugas giratorias, y les inyectaban sangre de animales enfermos. Asimismo, también los sometían a los letales rayos X durante exposiciones prolongadas.
La Unidad 731 también cometió uno de los actos más ruines nunca antes vistos, pues viviseccionó a los seres humanos. Esto significó que los “sujetos de prueba” eran sometidos a cortes o disecciones sin anestesia. Luego de esto los mantenían atrapados en cámaras de presión hasta que sus globos oculares estallaran. Los búnkeres también se utilizaron para probar granadas, bombas bacterianas, lanzallamas y armas químicas, todo con las personas que permanecían presas en el lugar. Cabe destacar que las pulgas infectadas con la peste también fueron criadas en los laboratorios de la Unidad 731.
De hecho, de aquí se esparcieron por las ciudades chinas a través de aviones que volaban a baja altura, lo que provocó brotes de enfermedades mortales que acabaron con cientos de miles de civiles. Finalmente los investigadores de la unidad desarrollaron formas de armar la peste bubónica, el ántrax, el cólera y la fiebre tifoidea. El costo de ello fue demasiado alto.
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