El cantante Freddie Mercury estuvo a punto de llamar “Mongolian Rhapsody” a su canción más famosa, pero tachó la primera palabra para optar por “Bohemian Rhapsody” con la que pasó a la historia de la música.
La canción también iba a incluir palabras inconexas como “matador” o “belladona”, que finalmente se cayeron de la versión final en beneficio de “fandango”, “galileo” o “scaramouche” que aparecen de forma incoherente en mitad de la canción.
Esos pequeños secretos del compositor se han conocido gracias a que la casa Sotheby´s ha mostrado este jueves en Nueva York una selección de veinte objetos que pasan por ser los más icónicos del cantante y líder de Queen, parte de una colección de mil piezas que saldrá a subasta en Londres el 6 de septiembre.
De entre todos ellos, destacan las composiciones de su puño y letra de algunas de sus canciones más populares: “We are the Champions”, “Somebody to love”, “Don´t stop me now” o “Bohemian Rhapsody”, esas que “para muchos de nosotros simplemente siempre estuvieron en nuestras vidas”, como destaca Sotheby´s en un folleto de presentación.
ESCRITAS EN EL BLOC DE UNA AEROLÍNEA
Llama la atención que todos estos manuscritos son hojas con el membrete de Britisth Midlands, una aerolínea hoy desaparecida, y están escritas de forma desordenada, a veces por encima de letras o de calendarios impresos en las hojas.
“Era el tipo de persona que agarraba lo primero que tenía a mano cuando le llegaba una idea”, dice a EFE Cassandra Hatton, vicepresidente de Sotheby´s, pero advierte sobre el supuesto “desorden” que esas hojas pueden traducir una idea engañosa.
Pone como ejemplo que “Bohemian Rhapsody” consta de 15 páginas donde Mercury escribió -y a veces tachó y corrigió minuciosamente- las diferentes partes vocales y musicales de una pieza de casi seis minutos que viaja de la ópera al rock con una audacia premiada con el éxito.
O que al escribir “We are the champions”, Mercury ya vaticinaba que la pieza podría adquirir carácter de himno y pensó en cómo el público repetiría ritmos y palabras de la canción, mientras que en “Somebody to Love” las notas aparecen escritas con distintos colores para marcar con claridad las distintas armonías.
De todos los manuscritos, son las 15 hojas de “Bohemian Rhapsody” las que saldrán a subasta con un precio más alto, entre un millón y un millón y medio de dólares como precio de salida.
UN PEINE DE PLATA PARA EL BIGOTE
El aperitivo de la enorme colección de objetos personales de Mercury no solo consta de sus páginas manuscritas, sino que incluye algunos de los objetos más asociados a la imagen del exuberante artista: la corona que se puso en su famoso concierto en el estadio de Wembley y las zapatillas Adidas altas que aún conservan las manchas de la última vez que las llevó en el concierto de Live Aid en 1985.
Una casaca de cuero negra y roja, gafas de aviador, el brazalete de plata con forma de serpiente, y lo más curioso de todo: un minipeine de plata de apenas 2 centímetros diseñado para atusarse el bigote (con un precio de salida de 900 dólares).
Aunque no aparecen en la selección exhibida en Nueva York, la colección “Freddie Mercury: A world of his own” incluirá ropa del cantante -a menudo diseñada en parte por él-, accesorios de todo tipo, libros y cuadros u objetos adquiridos en Japón, un país cuya cultura Mercury admiraba particularmente, recordó Hatton.
Todas las piezas que saldrán a subasta forman parte de la colección personal del cantante en su casa londinense de Garden Lodge, en el exclusivo barrio de Kensington, una casa de estilo georgiano con 28 habitaciones famosa por sus fiestas legendarias y que fue su última morada.
Toda la colección de Mercruy fue conservada desde su muerte en 1991 y cuidadosamente catalogada por su gran amiga Mary Austin, de quien Mercury decía que fue su única amiga. “Para mí, era un matrimonio”, llegó a decir el cantante.
Sotheby´s va a extraer petróleo de la colección de Mercury y, tras el peaje neoyorquino, la selecta colección viajará a Los Ángeles y Hong Kong. Pero solo los londinenses podrán ver el lote completo en los días previos a la venta final.
EFE