El director Sam Raimi comenzó a prepararla para 2011, como redención de la tercera parte que había sido un éxito comercial. Pero tuvo que pedirle disculpas al estudio por los contratiempos.
Por infobae.com
A principios de siglo XXI, el director Sam Raimi se encargó de llevar a la pantalla grande la historia de uno de los superhéroes más queridos de todos los tiempos: Spider-Man. Con dos películas protagonizadas por Tobey Maguire muy exitosas tanto en taquilla como en crítica, Raimi comenzó el proceso de la tercera entrega.
Para introducir al personaje, Raimi optó por echar toda la carne al asador y enfrentar a un inexperto Peter Parker contra su antítesis por antonomasia: El duende verde, con Willem Dafoe brindando uno de sus papeles más sobresalientes como un retorcido Norman Osborn. Para la secuela, donde Peter vivía el conflicto de disfrutar de su amorío con Mary Jane o ser un superhéroe, fue el Doctor Octopus el encargado de hacer más difícil la vida del amigable vecino. Alfred Molina hizo un trabajo extraordinario, sin embargo, si esta película es considerada la mejor de la trilogía es gracias a la profundidad del conflicto interno de Peter Parker.
Es en este contexto que llega la tercera película del hombre araña, ¿qué otro villano podía estar a la altura de las dos anteriores? ¿qué historia del arácnido es imprescindible dentro de su mitología? Por supuesto, la saga del traje de negro, es decir, su enfrentamiento contra el poderoso Venom.
Eso es lo que el público pedía, eso es lo que los productores querían, pero eso no era lo que Sam Raimi quería. Raimi confesó que Venom nunca fue un personaje al que le tuviera cariño, en el que encontrara la “humanidad” de otros villanos del arácnido. A pesar de todo, Raimi aceptó dirigir el conflicto entre Venom y Spider-Man a regañadientes, ¿el resultado? un rotundo éxito en taquilla y un completo fracaso en críticas.
Todos los involucrados de la cinta, sobre todo Raimi, han admitido que Spider-Man 3 no fue lo que ellos esperaban que fuera, con agujeros narrativos, momentos incómodos y personajes planos que estaban lejos de la magia que brindaron las otras dos entregas.
El director se echó la culpa, asegurando que al no entender/disfrutar del personaje de Venom, terminó por hacer una cinta influenciado más por el trabajo que por el amor al personaje de Spider-Man. Esto comentó en una reciente entrevista:
“No entendía tan bien al personaje (Venom). No estaba cerca de mi corazón. Lo que más me gusta de Spider-Man de Stan Lee y Steve Ditko es que crearon personajes identificables que entiendo. Incluso si estuvieran confundidos, como Norman Osborn, todavía tienen bondad en su corazón. […] incluso J. Jonah Jameson tiene bondad en su corazón. Cuando leí sobre Venom, del cual no había leído de niño, tuve que ponerme al día cuando querían que él estuviera en la película. No reconocí suficiente humanidad dentro de ese personaje para poder identificarme con él adecuadamente. Eso es realmente a lo que se reduce”.
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