No es una ley, no está escrito en papel y, hasta ahora, ninguna autoridad del Ministerio de Educación ha aclarado o desmentido su aprobación. Sin embargo, existe: el horario mosaico es una lamentable realidad que llegó a la mayoría de escuelas públicas en el inicio del período escolar de 2023, y que amenaza con acrecentar los niveles de desigualdad y disminuir las oportunidades futuras de quienes no tienen posibilidad de costear su educación en instituciones privadas. Consiste en que los docentes dictan clases dos o tres días por semana para que el resto de los días se dediquen a otras actividades que les generen mayores ingresos económicos.
Por Lucía Fernanda Ramírez / talcualdigital.com
Como quien tira la piedra y esconde la mano, las zonas educativas propusieron en algunos colegios públicos que se redujera el horario de clases, e inclusive, que los estudiantes asistieran menos días para que de esa forma los docentes pudieran dedicarse a otro tipo de trabajos que, por lo general, distan de su profesión.
En otros casos ha sido planteado por parte de los mismos educadores quienes por los bajos salarios que perciben, se han visto obligados a rebuscarse de otras formas porque «de la vocación no se vive». Sin embargo, la problemática salarial también afecta los hogares de los estudiantes, por lo que la idea también ha sido aceptada por algunos representantes.
Ya era bastante el rezago escolar producto de la pandemia por covid-19. Y llegó la reducción en el horario escolar aprobado por el Ministerio de Educación en noviembre de 2022, que bajó de 45 a 35 minutos la hora académica, para un total de 25 horas de formación menos cada semana. Ahora este horario especial hace que los alumnos más afortunados del sistema público, que son los que asisten a sus colegios apenas tres días, pierden unas 10 horas de clase a la semana.
Edgar Machado, presidente del Sindicato Venezolano de Maestros de Distrito Capital, asegura que «no es que los sindicatos o maestros estén de acuerdo con ese horario, sino que, por los bajos salarios, a los educadores la quincena apenas les alcanza para ir dos o tres días a la semana a los centros educativos».
Alerta que esta situación trae como consecuencia que el futuro de Venezuela «se nos escape de las manos. Tenemos un estado que no se preocupa por la educación. Constantemente dicen que no hay dinero, pero por otro lado vemos como hay derroche».
Nadie se preocupa
José Pérez, profesor de matemática en un liceo del estado La Guaira, cuenta que los docentes asisten a clases dos días a la semana y los estudiantes tres. «En mi caso voy lunes y martes por la mañana. Antes iba cuatro días, pero al aumentar el pasaje los profesores nos reunimos y decidimos tener el horario mosaico», dice. Expone que la directiva de la institución los apoya porque «entiende la situación. Los representantes tampoco se han quejado. No sé si por apatía o temor».
En este sentido, Pérez ve con gran preocupación el desinterés por parte de algunos estudiantes quienes, a su juicio, «parecen estar muy cómodos con la situación»; otros le cuentan sobre sus intenciones de seguir con sus estudios, «pero uno se da cuenta de que les será difícil. En Vargas hay universidades, pero también están cortas de docentes, y quien desee estudiar una carrera en Caracas se le hace complicado por el costo del pasaje». Explica que también hay estudiantes que prefieren trabajar para poder ayudar económicamente en sus casas, «y eso también es válido».
Manifiesta que ya no enseña temas largos a sus estudiantes, «solo temas que pueda iniciar en un día y a lo sumo terminar en dos clases, ya que he podido apreciar que al estudiante le cuesta revisar el material de estudio si el tema es muy extenso».
Actualmente, Pérez se dedica a dar orientaciones a universitarios con sus trabajos. «En la institución la mayoría hace otras actividades: unos son asesores inmobiliarios, otros hacen como yo y brindan asesorías, o los ayudan sus parejas», cuenta. Antes era docente en una escuela de la Asociación Venezolana de Escuelas Católicas (AVEC), pero asevera que dedicarse a las asesorías pedagógicas «es más rentable».
El educador siente que «la sociedad ha dejado solos a los docentes en esta batalla. Parece que a nadie le importamos. Al gobierno tampoco le interesa, eso lo demuestra a diario».
En redes sociales, algunos usuarios han manifestado su descontento y preocupación por las consecuencias de este horario que ha sido acatado principalmente por los bajos salarios, pero también por las condiciones de la infraestructura y fallas en los servicios públicos de los centros educativos.
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