Un martes del siglo pasado a las 11.11, Marilyn Monroe fue a tomar su primer café con Arthur Miller. La icónica foto de Los Beatles en Abbey Road tenía lugar un 8 de agosto de 1969 a las 11.11, pero parece que se demoró hasta las 11.30 porque Paul McCartney decidió, a último momento, cambiar su vestuario y descalzarse.
Por: Clarín
Más acá en el tiempo, un bebé australiano acaparó la atención de la prensa mundial por haber nacido precisamente a las 11.11 del 11/11/11.
La vida se organiza en base a una serie de incidentes y momentos. Estas situaciones no siempre están conectadas. Si el único vínculo que los une puede ser el azar, de golpe te das cuenta que llevás tres meses revisando la hora y siempre son las 11:11. Pasa un día y otro también.
La hora la inventaron los egipcios hace más de 3.500 años. ¿Pero a qué hora inventaron la hora?
La hora espejo
Muchísima gente habla de esto en las redes sociales. Eso es un alivio. Notas, sin embargo, cierta alienación progresiva y decides llevar un “Diario de las 11.11”, donde figuran todas las veces que te cruzaste con esa hora más que exacta.
Se la llama “hora espejo” en la jerga esotérica. ¿Qué nos pasa? ¿Por qué pareciera que nos acordamos de ver el reloj del celular justo a esa hora? ¿Será casualidad? ¿Será el extraño poder de los números capicúa?
Es como si se hablara de dos temas últimamente: de las 11.11 y del narcisismo. Ambos fueron tendencia en Twitter. Incluso ya existe un conjunto de usos y costumbres con respecto a esa hora más que precisa. Un grupo de Whatsapp impone reglas para el bolero perseguidor (reloj no marques otra hora que no sea las 11:11).
La instrucción básica del moderador indica lo siguiente: “Permítanme un momento para decir que no sirve que vean las 11:10 y se queden mirando un rato hasta que sean 11:11. Esa casualidad debe presentarse en su plenitud”.
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