Drogas, una salida del closet forzada y la ironía de morir en Navidad: George Michael, el rey de los 90

Drogas, una salida del closet forzada y la ironía de morir en Navidad: George Michael, el rey de los 90

George Michael, uno de los grandes cantantes del pop de los 80 y 90 con una vida privada atormentada por la persecución de la prensa y las adicciones

 

 

 

 

El creador de uno de los mayores hits navideños de todos los tiempos, Last Christmas, tuvo su última nochebuena en 2015. Con apenas 53 años, murió repentinamente ese 25 de diciembre: estaba triste, llevaba décadas de consumos problemáticos y había sido acosado por la prensa que hasta lo obligó a asumir su homosexualidad en público.

Por infobae.com

Cuando en la mañana del 25 de diciembre de 2016 su novio lo encontró sin vida, Georgios Kyriacos Panayiotou tenía sólo 53 años, pero llevaba más de treinta de carrera pública, desde que formó el popular dúo Wham! con Andrew Ridgeley a los 18. Su primer gran éxito, Wake Me Up Before You Go-Go (1984), había sido la piedra filosofal de una verdadera máquina de hits, con más de veinte en el Top Ten del Billboard, incluyendo diez número uno. Fue rey de una época, “la del dinero y el bronceado falso”, como él mismo describía a los dorados noventa. Y sin embargo, murió sin corte ni corona, prácticamente solo y confinado en su mansión de Highgate, al norte de Londres.

Había pasado la última década en guerra con los tabloides, que lo atacaron con crueldad por su sexualidad y sus excesos, y eso lo llevó a recluirse cada vez más. Sólo le dieron una pequeñísima tregua al día siguiente de su muerte: dijeron en sus portadas que George Michael había muerto “en paz”. Parecía una ironía, una más. Para un hombre que había hecho de Last Christmas uno de sus grandes éxitos, morir en Navidad no podía ser casualidad. Sobre todo a la luz de un dato todavía más inquietante: su hermana preferida, Melanie, que fue una de las herederas de su fortuna, murió tres años más tarde, el mismo día, a los 59 años, por un coma diabético. Estaba sola en su casa, igual que el cantante.

El fotógrafo y peluquero Fadi Fawaz, con quien Michael estaba en pareja desde 2009, no había dormido con él en la Nochebuena de 2016. Ni siquiera estaba dentro de la casa en el momento en que su corazón castigado por décadas de consumo problemático de cocaína, éxtasis, cantidades astronómicas de marihuana, heroína y –hacia el final– metadona, una droga comúnmente usada como su reemplazo, dejó de latir. Había pasado la noche en el auto y estuvo una hora tratando de reanimarlo antes de llamar al 911. De todo eso dieron cuenta los tabloides con lujo de detalles, incluyendo, claro, la llamada desesperada de Fawaz a Emergencias: “Estuve tratando de despertarlo, pero es imposible. Se fue. Está azul”.

Pero no era ningún escándalo que profanaran su muerte, porque ya habían profanado sin descanso su corta y prolífica vida. En abril de 1998, un policía encubierto lo detuvo por “conducta lasciva” después de proponerle tener sexo en un baño público de Beverly Hills. El título de tapa de The Sun por entonces fue: “Zip Me Up Before You Go-Go” (“Subime el cierre antes de irte”, un juego de palabras con aquel primer hit). Hasta entonces, el artista que popularizó Careless Whisper nunca había hablado en público de su sexualidad: era la manera más violenta de sacarlo del clóset.

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