La muerte de un adolescente de 17 años llamado Nahel a manos de la policía desató una ola de protestas en Francia contra la brutalidad policial que no para de crecer.
Por La Nación
El martes, un policía mató de un disparo a Nahel M., un joven de 17 años, cuando éste se negó a obedecer las órdenes de dos agentes durante un control de tránsito en Nanterre, una ciudad al oeste de París que queda a quince minutos del centro de la capital francesa.
Mientras pasan las horas y se calienta el clima en Francia, comienza a conocerse la historia del joven, cuyo apellido e imagen se mantienen resguardados.
Nahel vivía con su madre, Mounia, quien está ahora al frente de las protestas.
El adolescente, un ciudadano francés de ascendencia argelina y marroquí, trabajaba como repartidor, jugaba al rugby y había estudiado para recibir el título de electricista. Según la prensa local, era hijo único y nunca conoció a su padre.
Sus vecinos relataron que Nahel era muy querido en Nanterre, donde vivía y donde fue asesinado el pasado martes.
En un video difundido en las redes sociales, Mounia relató sus últimos recuerdos junto a su hijo. “El martes me dio un gran beso y me dijo: ‘Mamá, te amo’”, dijo. “Le dije: ‘Te amo, cuidate’. Una hora después, me dicen que le habían disparado a mi hijo”, dijo.
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