Otro aspecto a destacar de los japoneses, es su indisposición para involucrarse en enfrentamientos. Ellos, en lo fundamental, evitan el conflicto. También figura entre sus principios, la subordinación del individuo al grupo. Dentro de la sociedad se estimula a todos los componentes de ella para que se comporten de manera similar, homogénea. Que no se diferencien mucho del grupo. Además, no les gusta destacarse, salirse del patrón. Este tipo de comportamiento, se le inculca desde el principio de su educación y dentro de la familia.
Es una sociedad muy conservadora y tradicional, el fundamento de esta conducta, está en el sintoísmo, que es la religión, junto con el budismo, imperante en el Japón. El sintoísmo considera que el hombre nace bueno, y que la razón de que las cosas malas sucedan se debe a los malos espíritus, buscan la pureza, la armonía, el respeto por la naturaleza y la familia.
Promueven, particularmente, estos dos valores: la armonía y la pureza, en todos los ámbitos de la vida, y como beneficio de esta actitud obtendrán buena salud, prosperidad, y seguridad. Este comportamiento similar, homogéneo y conservador, de los componentes de esta sociedad, contrasta con la personalidad de los occidentales que, por el contrario, tienden a diferenciarse, a distinguirse entre los demás.
Economista/ Master en Finanzas/Historiador. https://gerardolucas.wordpress.com/