A tal punto está consustanciado un fenómeno con el otro, que juzgo imposible acometer una reflexión seria, acerca del liderazgo de María Corina Machado, sin poner en el centro de esa reflexión las motivaciones del ser humano invisibilizado y llevado a un plano inferior de consideración y atención, en nombre de un colectivismo estéril y perverso que se apropió de los poderes de la sociedad civil, no sirvió al colectivo, ni al hombre o mujer (individuo y familias) que siguen siendo fundamento plural y deliberativo del tejido social. Y menos sin destacar que está en la base de este solido liderazgo, como falla garrafal e insubsanable del régimen, la subestimación de todas las fuerzas sociales que han padecido el rigor de políticas dirigidas a extinguir el ejercicio de sus derechos individuales. De allí la importancia del ser humano, concebido y percibido como individuo en el centro de esta gesta liderizada por María Corina Machado, sumándose espontáneamente y acometiendo importantes empresas, junto a inmensas cantidades de venezolanos que, al igual que él o ella, han sido golpeados de múltiples formas, en esto que podemos denominar la gran lucha que hoy libra el pueblo venezolano en estos momentos por la libertad, la reconquista de la democracia y de mejores condiciones de vida.
Asumo la importancia de esta y de otras empresas teóricas y conceptuales, tendientes todas a desentrañar y entender la realidad de este momento político que vivimos y la de un liderazgo que insurge, se posiciona y consolida, pero no desestimo otras vías de conocimiento y de aproximación real a lo que, en términos de causas, razones y motivaciones, dice o grita la gente en la calle. No pierdo de vista la importancia que Aristóteles le asignaba al lenguaje como facultad única para entender el comportamiento de los hombres, es decir, la importancia de la significación del lenguaje para entender con la claridad y precisión necesaria lo que la gente está diciendo en términos políticos y, específicamente, en términos de su adepción o apoyo a una causa y a un líder, con sus palabras, frases, expresiones y oraciones
Traigo esto a colación por una experiencia vivida en un volanteo que hice el día sábado 8 de julio en el sector La línea de Petare, acompañado de los dirigentes de Vente Venezuela: Xiomara Sierra, Emilio González, Hernán Laya, Víctor Maurera y Néstor González, con motivo de la visita que hará el sábado 15 de julio María Corina a ese sector. La verdad es que en mis cortos años de vida he vivido la experiencia de varias campañas electorales, pero lo que observé ese día fue algo distinto y nunca experimentado, comprobé que se asume el liderazgo de una candidata como razón de vida y sin rechazo alguno, reitero que he dicho que María Corina es un fenómeno político, pero ese día me convencí que es algo más que eso.
De esa visita quedó resonando en mi conciencia una frase dicha por la señora Gladis Ibarra, quien al acercarme a ella para llevarle el mensaje de la libertad, su expresión fue lapidaria y contundente: “María Corina que no se deje quitar su vaina, estamos con ella”. Esta frase para mí fue contundente y muy significativa, comprendí en ella la forma más clara de explicar el fenómeno político y social frente al que estamos, no necesitó la señora Gladis Ibarra de mayores argumentaciones teóricas para dictaminar con expresión segura y determinada que es María Corina Machado la que tiene en sus manos la primera opción para gobernar a Venezuela y a todos los que, como ella, apuestan por una forma de vida mejor y diferente, en libertad y en democracia. De allí que apelo a Aristóteles para reafirmar que el lenguaje político del pueblo nos permite entender mucho mejor que las disquisiciones teórico conceptuales que hemos venido esgrimiendo para argumentar que María Corina Machado ya es un sentimiento nacional irreversible.
Sin duda que los estudios politológicos de comprensión del fenómeno político en el que se ha convertido María Corina Machado arrojan luz y permiten entender, como causa de este progresivo y merecido auge las gravísimas circunstancias presentes en el momento histórico de la golpeada Venezuela, así como las fuerza de las ideas y las acciones con las cuales esta líder ha dado respuesta política a las mismas, por lo demás, como hombre vinculado a la academia, debo decir que todo análisis es necesario y, por tanto, estos no sobran, pero palidecen ante la experiencia del contacto directo con las personas en las distintas comunidades de las barriadas venezolanas y, específicamente, caraqueñas.
Una conversación, un intercambio de ideas y la fuerza de un abrazo, lucen más elocuentes y, por tanto, más expresivos, contundentes y convincentes que cualquier esfuerzo intelectual valioso destinado a analizar ese fenómeno. Se siente la voluntad inquebrantable de un pueblo que se ha decido a ser libre, que le ha puesto rostro y nombre a la lucha que está dispuesto a dar por la libertad, el compromiso es enorme. Decían los griegos que el carácter es el destino y estoy de acuerdo. Si ello es así, lo profundo y fascinante de la lectura que he dado a esa visita, es que el pueblo ha definido su destino: la libertad.