El pasado fin de semana, el hemisferio norte fue testigo de una canícula persistente que afectó a decenas de millones de personas. Estados Unidos, Europa y Asia experimentaron temperaturas extremas, proporcionando una nueva y preocupante muestra de los efectos del calentamiento global. El calor sofocante que ha envuelto recientemente al mundo da la sensación de que las puertas del infierno se han abierto de par en par, con temperaturas que hacen sentir a sus habitantes como si hirvieran lentamente cada vez que salen a la calle.
Por: El Heraldo
Desafortunadamente, el pronóstico para las próximas semanas no ofrece ni optimismo ni un respiro prolongado del calor abrasador. Sin embargo, hay un lugar en particular que ostenta el dudoso privilegio de haber registrado las temperaturas más altas jamás registradas en nuestro planeta: bienvenidos al Valle de la Muerte, también conocido como Death Valley en inglés.
Situado en el sureste de California, Estados Unidos, este lugar desértico puede ser contemplado desde la distancia con cierta mezcla de curiosidad y alivio al saber que no estamos allí. Según el Servicio Nacional Meteorológico de los Estados Unidos, se espera que el 17 de julio, los termómetros alcancen la asombrosa marca de 55 grados centígrados, superando su propio récord y estableciendo así la temperatura más alta jamás registrada en la Tierra. Esta cifra solo refuerza la reputación de Death Valley como el lugar más bajo, cálido y seco del planeta.
A pesar de las controversias, no se puede ignorar el hecho de que Death Valley sigue siendo un lugar emblemático en términos de temperaturas extremas. Su ubicación inhóspita en el desierto del Mojave y sus récords de calor desafían nuestra comprensión de lo que es posible en nuestro planeta.
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