Sinead O’Connor, el final de una vida marcada por el dolor: los abusos de su madre, la presión de la fama y el suicidio de su hijo

Sinead O’Connor, el final de una vida marcada por el dolor: los abusos de su madre, la presión de la fama y el suicidio de su hijo

La cantante irlandesa Sinead O’Connor atraviesa un durísimo momento personal tras el suicidio de su hijo Shane de 17 años (Michel Linssen/Redferns)

El primer plano con las lágrimas en Nothing Compares 2 U, la foto del Papa rota ante cámaras, los abucheos públicos, las declaraciones incómodas, los intentos de suicidio, los demonios personales que la atormentan, los dolores que no tienen cura.

Por infobae.com

Durante más de treinta años, Sinead O’Connor trató de sobrevivir bajo la mirada pública. Un descomunal talento para cantar, escándalos, problemas personales y tragedias la atravesaron. El año pasado su nombre volvió a los diarios tras el suicidio de su hijo Shane de 17 años. Otra desgracia, otro golpe devastador. A los pocos días fue internada porque sus allegados temían que intentara, una vez más, quitarse la vida. Atravesó un año cargada con ese último gran dolor.





El video minimalista y desnudo de Nothing Compares 2 U fue un impacto. El momento cumbre llegaba cuando en el primerísimo primer plano de la hermosa cara de Sinead se veían caer dos lágrimas de sus ojos. No es casual que fuera en la parte en que la letra refiere a la madre y a todas las flores que ella plantó y ya están muertas (All the flowers that you planted, mama, in the back yard, they all died and withered away)

La madre de Sinead murió en un accidente automovilístico cuando ella era adolescente (el día de la muerte despegó de la pared del cuarto de la madre una foto que la mujer tenía del papa Juan Pablo II; la guardó unos años hasta que la utilizó el día de su aparición en SNL). Pero antes, cuando era una niña y luego de la separación del padre de la cantante, abusó físicamente de ella. Los tormentos en la vida de Sinead comenzaron desde muy joven.

En la adolescencia, se escapó de su casa: “No era un hogar. Era una cámara de torturas”, dijo. Trató de vivir un tiempo con su padre pero también esa convivencia fracasó. Faltaba al colegio y se convirtió en cleptómana (hábito heredado de su madre). La detuvieron y la llevaron a un instituto para menores. “Nunca volví a experimentar semejante terror y dolor como en ese lugar”.

A los 15 años, un hombre de la industria discográfica la escuchó cantando Evergreen de Barbra Streissand en una fiesta y la contrató. Mientras trabajaba en el estudio su primer álbum, el que sería The Lion and The Cobra, el hombre le pidió que se dejara crecer más el pelo y que se vistiera con ropa más ajustada, que sea “más femenina”, enfatizó. La respuesta de Sinead fue ir hasta la peluquería más cercana y raparse la cabeza, adoptando el look con el que se haría famosa. Pero ese no fue el único inconveniente y desacuerdo durante la grabación. Sinead quedó embarazada y los directivos quisieron que abortara, pero ella se negó. Cuando todos los temas estuvieron mezclados, Sinead se opuso a su publicación porque, decía, los arreglos celtas empataban todos los tracks y desmerecían su trabajo. Las canciones volvieron a grabarse. El disco tuvo excelentes críticas y preparó el camino para la explosión que llegaría con el segundo.

En 1990 llegó a la cumbre con I Do Not Want What I Haven´t Got y el cover de Prince. “Esa fue mi segunda crisis de identidad severa: la fama. La primera habían sido los abusos de mi madre. Toda esa atención sobre mi persona, el juzgamiento público, las persecuciones, me terminaron de desequilibrar”, escribió Sinead.

Aunque en el imaginario colectivo quedó cristalizado el incidente de la foto del Papa como el momento de quiebre, Sinead venía protagonizando escándalos y desafiando el sentido común de su tiempo.

Después de su gran éxito con Nothing Compares 2 U, la atención del público y de la prensa se centró en ella. Y aquellas actitudes de rebeldía y contestatarias que eran frecuentes en ella pasaron a tener otra repercusión y otras consecuencias. En medio de esa gira triunfal, mientras dominaba los rankings de todo el mundo, no se presentó en Nueva Jersey porque se negó a que pasaran el himno de Estados Unidos antes de su actuación. El episodio la llevó a la primera plana de todos los tabloides y se convirtió en noticia principal de varios noticieros de TV.

Todos tenían algo para decir. MC Hammer le compró un pasaje en primera clase para que volviera a Irlanda. La respuesta más contundente llegó de El Padrino del mundo del espectáculo, el hombre más influyente por décadas, convertido en 1990, en el patriarca, en un león herbívoro. Frank Sinatra, al ser consultado por el incidente dijo: “Le voy a patear el culo”. Ese mismo año rechazó las nominaciones que recibió al Grammy por considerar que la música no se podía evaluar pro su éxito comercial.

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