En el calendario del Paris Saint-Germain había una fecha marcada en rojo: 31 de julio de 2023. Ese día, o sea, hoy, es el último en el que Kylian Mbappé puede activar la cláusula de su contrato para ampliar la vinculación con el club parisino un año más, hasta 2024.
PABLO PÉREZ MAQUEDA // INFOBAE
No ocurrirá y se terminará así el supuesto plazo que Catar dio al que hasta hace semanas era su jugador estrella. Son todo formalismos estériles, porque hace ya bastantes días que el PSG y el entorno de Mbappé, más concretamente su madre, Fayza Lamari, trabajan en otro asunto que nada tiene que ver con una extensión de contrato. Al revés, las partes negocian una desvinculación altamente compleja a causa, precisamente, de las condiciones desorbitadas y fuera de mercado que le ofrecieron el verano pasado para continuar en París.
Al PSG, que hasta este año siempre había conseguido convencer, o al menos retener, a Mbappé, le entran ahora las prisas para quitárselo de encima. Literalmente. El club dirigido por Catar vive una situación de bloqueo absoluto provocado por única y exclusivamente por la postura del atacante, que hasta la fecha se mantiene firme con la decisión que tomó en el mes de junio: ni quiere renovar ni se quiere ir. O, al menos, no tiene la intención de marcharse bajo las condiciones que dicte el PSG.
A Mbappé ni le interesa el PSG, ni le interesa Arabia ni tampoco el Liverpool, equipo con el que le vinculaban en las últimas horas. Al francés, en caso de salir ahora tan solo le mueve una opción, que es la misma que hace un año: el Real Madrid. De eso son plenamente conscientes en Catar, donde barruntan, según medios franceses, que su jugador y el club blanco ya lo tienen todo cerrado de cara a 2024. No es del todo cierto, pese a que los dirigentes blancos y Lamari lleven un tiempo trabajando con esa fecha en mente.
El tiempo corre en contra del PSG
Ahora, la situación juega totalmente en contra del PSG. Porque el Madrid no tiene ninguna prisa, ni tampoco, aseguran fuentes del club blanco, ninguna urgencia. La sensación que transmiten es de que pueden esperar, de hecho, esa era su idea, aunque ni mucho menos niegan estar preparados para adelantar los plazos y acometer la operación durante la presente ventana de fichajes.
En la misma posición se encuentra Mbappé. El jugador se ha mantenido firme tras la decisión de Catar de sacarle de la gira del equipo por Japón e incluirle en el grupo de los apartados, es decir, de aquellos con los que no cuenta. El delantero se ha dedicado a acudir a entrenar como si nada pasase. Por detrás, eso sí, su madre y sus abogados buscan la fórmula de cobrar toda o al menos una parte importante de la prima de fidelidad que acordaron hace un año, que asciende a 80 millones de euros. El primer pago, de 40 millones, estaba fijado para este martes 1 de agosto.
Así pues, solo el PSG ve cómo el tiempo se le echa encima. Ni cuenta con su estrella ni tampoco es libre para moverse en el mercado. Por ello, su intención es la de forzar los plazos y tratar de que el desenlace se produzca lo más pronto posible. Los próximos días, e incluso horas, pueden ser clave, especialmente si los parisinos depositan la cláusula de 50 millones para fichaje al barcelonista Ousmane Dembélé, una de las peticiones de Luis Enrique para suplir a Mbappé. Tan solo tienen este 31 de julio para cerrar la operación. Si no lo consiguen, el precio aumentará hasta los 100 millones.
Ningún contacto entre clubes
En el Madrid, mientras, observan de lejos. Tal y como adelantaron algunos medios y ha confirmado Infobae España, no se ha mantenido ningún tipo de contacto entre los dirigentes blancos y Catar. Y no hay ninguna intención de que se produzcan. El contacto entre las partes queda en manos tanto de Fayza Lamari como de los abogados e intermediarios que están llevando la negociación entre el PSG y Mbappé. El Madrid responde siempre apelando a la prudencia y la paciencia, si bien tienen claro que no van a llegar a los 250 millones. Eso ya lo saben en París, donde todo juega en su contra.