¿Cómo pasó Venezuela de ser “el país más próspero de nuestra América Latina” a “una masa dependiente de las migajas que reciben de subsidios cada vez más empobrecidos del gobierno”? ¿Cómo llegó su Gobierno a tener una Constitución “de plastilina” que no es más que un un “texto de papel mojado que se manipula y muta libremente”? ¿Qué tuvo que pasar en ese país para provocar “la más grande migración de población que ha ocurrido en toda la historia de Occidente”?
RENÉ SALOMÉ // INFOBAE
Estas preguntas, y muchas más, las responde el abogado y profesor universitario Allan R. Brewer-Carías en su nuevo libro, Kakistocracia depredadora e inhabilitaciones políticas: el falso Estado de derecho en Venezuela. Pero vayamos de a poco.
Primero, ¿qué es la kakistocracia? Este es un término utilizado en análisis y crítica política para designar un gobierno formado por los más ineptos, incompetentes y cínicos, así como los menos calificados, de un determinado grupo social.
Y lo que le preocupa al autor -que enseñó en prestigiosas instituciones académicas como la Universidad de Cambridge, la Universidad Panthéon-Assas y la Columbia Law School- es la tendencia hacia este tipo de gobiernos en Latinoamérica en el siglo XXI.
En esta investigación, editada por la Universidad Jurídica Venezolana y de la cual puede leerse el comienzo al final de esta nota, Brewer-Carías explica -a la vez que denuncia- los mecanismos por los cuales Venezuela y otros países latinoamericanos como Nicaragua lograron crear “democracias aparentes, falsas o engañosas” y “Estados de derecho de mentira”, algo que el autor llama “populismos constitucionales”.
Elecciones arregladas, jueces corruptos, Constituciones “de plastilina”, proscripción de candidatos de la oposición, desaparición y tortura de personas, faltas a los derechos humanos y a la libertad de expresión, control de los medios de comunicación y una “ilegalidad legalizada”. ¿Cómo llegamos hasta acá? ¿Qué puede hacerse al respecto de cara al futuro? Leer Kakistocracia depredadora, de Allan R. Brewer-Carías, es un buen comienzo.
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