Una guerra nuclear general nadie la gana y toda la humanidad pierde.
Lo que se visualiza es el desarrollo de un nuevo orden mundial con una primacía de los Estados Unidos y el desafío chino en desarrollo, tanto en el campo económico como en el tecnocientífico y militar.
El mundo bipolar del siglo XX termina con el colapso de la Unión Soviética en 1990, y después de un breve periodo hegemónico norteamericano, que Francis Fukuyama identificó como el fin de la historia, se pasó rápidamente a un mundo multipolar de viejas y nuevas potencias, en particular por la existencia de los países con poder nuclear y aspirantes a tenerlo.
La geopolítica mundial, o lo que tradicionalmente se ha llamado las relaciones internacionales, siempre está en movimiento y en función de ello en la actual coyuntura de acomodos y reacomodos se están redefiniendo las relaciones globales en todo sentido, a partir de realidades regionales y nacionales.
El futuro va a estar marcado, como siempre lo ha sido en el pasado, por este juego de tronos en donde la economía, la tecnociencia y el poder militar hacen la diferencia.
Si el siglo XX fue el siglo del fin de las utopías, el siglo XXI se nos está presentando con escenarios y perspectivas cada vez más distópicas.