“Sólo huelo a sangre y eso que me he duchado”: los terribles mensajes del joven que mató y descuartizó a su familia

“Sólo huelo a sangre y eso que me he duchado”: los terribles mensajes del joven que mató y descuartizó a su familia

Patrick Nogueira confesó el asesinato y descuartizamiento de sus tíos y pequeños primos en agosto de 2016. Fue condenado a pena de prisión permanente y revisable (EFE/ Pepe Zamora)

 

La tarde del 17 de agosto de 2016, Patrick Nogueira mantiene un intercambio de WhatsApp con su amigo Marvin. El primero está en Pioz, un pueblo de cinco mil habitantes en Guadalajara, España; el otro está en Altamira, Brasil. Los separa un océano, pero la tecnología les permite compartir una aventura sangrienta.

Por  infobae.com

Patrick envía las fotos del frente de una casa, el chalet de sus tíos, con los que ha vivido hasta que lo echaron, poco tiempo atrás. Acaba de cometer un triple crimen y se apresta a cometer otro. Sólo tiene que esperar en el porche de la casa a que llegue la víctima.

-Tarda mucho tu tío en llegar – escribe Marvin desde Brasil.

-No es eso – le responde Patrick-. Mínimo a las 21.00. Si llegase a las 18.00 yo me iría de aquí a las 20.30. Pero está bien.

-Espera ahí, no importa.

-Siempre trabajé la paciencia. Solo que hay una cosa. Si después me quiero librar y soy detenido, allí me violarían treinta veces. Y después me apagarían una vela en el culo.

-Jajajajajajaja.

-Si me detuvieran aquí, no importaría.

-Asesino de bebé del caray.

-Ni llamaba. Iba a quedar en una celda solo para mí. Viendo la TV hasta los ochenta años. Al menos mi tío es más ligero que su mujer. Mujer gorda de la porra – escribe Patrick.

-Yo creía que era un hombre – dice Marvin.

El cuádruple crimen

Patrick se llama en realidad François Patrick Nogueira Gouveia, tiene 19 años, es aspirante a futbolista profesional y esa mañana salió del departamento que alquiló hace poco en Alcalá de Henares y viajó en ómnibus hasta Pioz, a la casa de sus tíos Marcos Campos y Janaína Santos, de 40 y 39 años.

Llegó poco antes de mediodía y Janaína (la mujer gorda que Marvin confundió con un hombre) lo invitó a comer mientras los hijos del matrimonio, Carolina de tres años y David de uno – los sobrinos de Patrick -, jugaban en el living. Marcos estaba en el trabajo.

Después del almuerzo, mientras Janaína lavaba los platos, Patrick se levantó de la mesa, se le acercó por detrás y la apuñaló en el cuello. La mujer murió sobre el piso de la cocina, empapándose con chorro de sangre de la carótida.

Mientras la mujer agonizaba, Patrick fue hasta el living y degolló también a los dos chicos. Parado en el medio de la sala, se sacó la camisa empapada con la sangre de los tres, tomó fotos de los cuerpos y se sacó una selfie de su torso ensangrentado. También grabó una recorrida por la casa, mostrando los cuerpos.

Descansó un momento en el sillón, solo el suficiente para enviar unos mensajes con su teléfono, y puso manos a la obra. No tenía tiempo que perder. Uno por uno fue descuartizando los cadáveres y metió los trozos en bolsas de residuos, que dejó ocultas en un rincón. Después limpió los pisos de la cocina y del living para borrar, aunque apenas parcialmente, los rastros de sangre.

No sabía todavía dónde ni cómo asesinaría a su tío cuando llegara, pero no quería que viera algo que lo pusiera alerta. Cuando terminó, salió al porche, sacó las fotos del frente del chalet, y mantuvo la conversación por WhatsApp con su amigo Marvin Henríquez.

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