Todo pasó en menos de un minuto. Gustavo estaba sacando de su casa la camioneta de su hijo. Eran las 12:25:11 p.m.. Gustavo dejó parqueado el vehículo sobre la calle y regresó por unos segundos a su casa. En ese momento, apareció el protagonista de esta historia: Apolo.
Por: RCN Radio
Confiado, Gustavo dejó abierta la puerta de la camioneta, una Toyota automática. El perro aprovechó, entró al vehículo, como ya lo había hecho muchas veces antes, y se ubicó al lado de la palanca de cambios, junto a la silla del acompañante.
Al regresar, Gustavo se percató de la presencia de Apolo y decidió ir hacia la puerta del acompañante, pues pensó que así sería más fácil sacarlo del carro. Pero el hombre no contaba con la astucia del perrito, que movió la palanca. Y la Toyota se movió: Apolo salió asustado y Gustavo tuvo que correr detrás de la camioneta. Eran las 12:25:58 p.m. del jueves 24 de agosto. Todo pasó en 47 segundos.
Poco tiempo después, el hombre regresó con el vehículo y volvió a dejarlo parqueado frente a su casa. Se bajó para comprobar los daños y se encontró con una abolladura en el lado derecho del bumper. Mientras tanto, Apolo miraba la reacción. Afortunadamente, el choque solo impactó un muro de forma leve, sin daños de consideración.
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