José Daniel Montenegro: “We hold these truths to be self-evident…”

José Daniel Montenegro: “We hold these truths to be self-evident…”

La Declaración de Independencia de Los Estados Unidos de América (año 1.776) en palabras de Thomas Jefferson, se han vuelto un credo irrenunciable al menos para mí.

We hold these truths to be self-evident, that all men are created equal, that they are endowed by their Creator with certain unalienable Rights, that among these are Life, Liberty and the pursuit of Happiness

Sostenemos como evidentes en sí mismas estas verdades: que todos los hombres han sido creados iguales; que han sido dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; entre ellos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.”





Continuaría esta declaración con las siguientes palabras “…por tal motivo han establecido los hombres gobiernos, que derivan sus justos poderes del consentimiento de sus gobernados; y cuando una forma de gobierno, del tipo que fuere, violase estos principios, los ciudadanos están en su derecho de cambiarlo, de abolirlo”.

La Ilustración sacudió a Europa en los siglos XVII y XVIII y se situó como el abono intelectual en el que floreció la independencia estadounidense. Los pensadores ilustrados argumentaron que las leyes de la naturaleza estaban sujetas al descubrimiento empírico y, por tanto, la condición humana podía mejorarse a través de la razón. En el área de filosofía política, personas como Thomas Hobbes (1588-1679) y John Locke (1632-1704) fueron conocidos como teóricos del contrato social. Se imaginaban cómo la gente podría vivir en un estado de la naturaleza que permitiría a la humanidad la libertad absoluta, donde no hay autoridad para limitar el comportamiento individual. Este estado de la naturaleza, ellos creían, sería esencialmente una condición anárquica en la que no hubiera gobierno, y por lo tanto ninguna autoridad para limitar el comportamiento individual. Si bien la anarquía es atractiva para algunos filósofos, definitivamente no lo fue para Hobbes y Locke. Hobbes argumentó en Leviatán que el estado de la naturaleza resultaría en una guerra de todos contra todos, y que la vida de las personas sería “solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta”. Su solución era que la gente pudiera evitar este destino usando su razón para construir una sociedad civil.

En su ensayo sobre la comprensión humana, John Locke escribió que la máxima perfección de la naturaleza intelectual radicaba en una búsqueda cuidadosa y constante de la felicidad verdadera y sólida. Como ya he escrito en anteriores artículos, Jefferson estaba fuertemente influenciado por Locke y su magistral exposición sobre las leyes y derechos naturales: la vida, la libertad y la propiedad.

En la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, los fundadores proclamaron su fe en Dios y en el derecho natural. Once años después, otro grupo de Fundadores se reunieron para diseñar un instrumento que fortaleciera la unión entre los Estados. Su obra, la Constitución de los Estados Unidos, es una aplicación práctica de los principios del derecho natural invocados en la Declaración de Independencia. El derecho natural que asumen los fundadores de la Constitución es el derecho natural clásico, tradicional de la civilización griega, romana, cristiana, basado en Dios, y no el derecho natural de la Iluminación, basada en la razón y voluntad humana. La influencia del derecho natural clásico, tradicional se refleja en tres aspectos básicos de la Constitución: el principio de gobierno limitado, la subsidiariedad, y la práctica de garantizar derechos sólo frente al gobierno.

La Carta de Derechos protege la libertad de expresión, la libertad religiosa, el derecho de tener y portar armas, el derecho de reunirse y la libertad de petición. También prohíbe la búsqueda e incautación irrazonable, el castigo cruel e inusual y la autoincriminación obligada. Entre las protecciones legales que brinda, la Declaración de Derechos le prohíbe al Congreso pasar ninguna ley respecto al establecimiento de religión y le prohíbe al gobierno federal privar a cualquier persona de la vida, libertad o propiedad sin el debido proceso legal. En casos criminales federales se requiere de una acusación por un gran jurado, por cualquier delito capital, o crimen reprobable, garantiza un juicio público rápido con un jurado imparcial en el distrito en el cual ocurrió el crimen y prohíbe el doble enjuiciamiento.

La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, ha sido un documento de profundidad tal, que influenció directamente otras causas contra el absolutismo como la Revolución francesa y la independencia de las colonias españolas en América a través de su precursor, el venezolano Sebastián Francisco de Miranda. 

Al apelar a la ley natural, tal declaración no limita su rango de validez exclusivamente a los habitantes de la naciente republica estadounidense, sino que extiende su razón de ser a todos los habitantes de la Tierra, al genero humano… no dice “que todos los estadunidenses han sido creados libres e iguales” sino que afirma que “todos los seres humanos (sin distinción) han sido creados libres e iguales” y que “todos hemos sido dotados por nuestro Creador de ciertos derechos inalienables”. Hace una exquisita exposición lógicamente argumentada, en palabras simples, sobre la razón de existir de los gobiernos, que no es otra que servir a los ciudadanos de quienes emana su consentimiento.

Si del consentimiento de los gobernados emanan los poderes gubernamentales, seria absurdo pensar que los individuos hemos establecido gobiernos con la finalidad de ser amedrentados, sometidos, amenazados, vulnerados nuestros derechos elementales, servirles en lugar de ser servidos, incluso asesinados o encarcelados por reclamar nuestros justos derechos y el ejercicio de sus legales funciones (como ha sucedido a miles de venezolanos, incluyéndome).

Los seres humanos nos hemos reunido en sociedad de forma voluntaria y como consecuencia han surgido los gobiernos como un ente que debería garantizar en todos, nuestros derechos individuales, es decir, hemos establecido gobiernos para que de forma imparcial nos proteja de los potenciales abusos de nuestros semejantes y, a su vez, hemos creado constituciones, como un contrato social que nos proteja a los gobernados, de los potenciales abusos y excesos de nuestros gobernantes.

Los tiranos siempre han tenido un particular interés en mantener a sus gobernados en tinieblas, de otro modo seria sumamente fácil exponer la injusticia, la arbitrariedad, la inmoralidad, la calamidad y la profunda irracionalidad en la que se sustenta su poder.

Desde que Hugo Chávez llegó al poder, a los venezolanos se nos ha mentido reiteradamente y con descaro, sin importar las formas ni el contexto. No es que no se nos haya mentido antes, solo que desde que la revolución chavista se hizo con el poder, parece que se borraron los limites y como nunca antes, se ha utilizado el principio Goebbeliano (Joseph Goebbels, ministro de Propaganda Nazi) que establece que al repetir una mentira mil veces la conviertes en una verdad.

Utilizando la falacia de la autoridad, lamentablemente con más éxito del que yo quisiera, se ha anunciado hasta la saciedad que Simón Bolívar, no solo fue anti estadounidense sino que además fue también socialista, y si Bolívar era socialista, entonces el socialismo debe ser bueno.

Debería uno entonces imaginar a Bolívar, ya no como un militar, estadista, político y estratega con talentos excepcionales y vasta cultura. Ya no se trata del genio, ya no se trata de El Libertador de 5 naciones, sino esta vez en su degradante papel de bandolero, una especie de guerrillero barbado, posiblemente portando un fusil AK-47 de fabricación rusa y en lugar de escribir “La Carta de Jamaica”, pintando en las paredes frases como “Cuba si, yankees no” “No al MaCdonalds, coman arepa con mantequilla” al igual que un típico estudiante promedio de izquierdas, perteneciente alguna facultad de economía o sociología en alguna universidad del país, afiliado al PSUV o al PCV.  

Cuando se indaga en Bolívar, en su figura histórica, ya no en el semi dios del Olimpo revolucionario, donde el papel de Zeus se lo han turnado Castro y Chávez en lo que a Latinoamérica respecta, uno encuentra que el pensamiento de Bolívar estaba totalmente influenciado, como el de cualquier otro hombre culto de su tiempo, por la Ilustración. Y pocas cuestiones son diametralmente tan opuestas como la Ilustración y el socialismo.  

Desde su adolescencia Bolívar fue un gran lector. La lista de libros que poseyó y que sin duda leyó en gran parte en sus lenguas originales: español, francés, inglés, italiano y portugués. Libros de variados géneros: poesía épica y lírica, historia, biografías, filosofía, ciencia política, derecho, diplomacia, crónicas de viajes, ciencias naturales, arte militar, etc.  Bolívar leyó muchos otros libros no citados en la lista. Entre sus autores favoritos de política se acostumbra mencionar a Baruch Espinoza, John Locke, Montesquieu, J. J. Rousseau, Benjamín Constant, Voltaire, Thomas Hobbes, Jeremy Bentham y Emer de Vattel. 

Juzgándole por sus lecturas, sus discursos, sus proclamas, sus arengas, sus cartas y su conversación y, sobre todo, por sus acciones, la cultura científica y humanística de Simón Bolívar era universal. En estas circunstancias de visión del hombre, de la sociedad y de la historia, fue posible al genio de Bolívar hacer un aporte invaluable a la civilización: la libertad individual y la soberanía nacional que solo podía emanar de hombres y mujeres libres. Con razón dijo alguna vez Woodrow Wilson que “los imperios pueden nacer, subsistir o desaparecer; pueden los hombres extinguirse en la memoria de los hombres, pero durante el tiempo en que la santa causa de la libertad tenga defensores en el mundo, el nombre de Bolívar no será olvidado”.

Alrededor de 1800, Bolívar estudió la política y las ideas de la época de la revolución en Francia. Bolívar, como muchos de los criollos, no era ajeno a las teorías sobre el derecho natural y el contrato social, y estas ideas eran pilares en su manejo político y en su defensa de la libertad y la igualdad ante la ley, la propiedad y los gobiernos limitados, claras premisas ilustradas. En la Carta de Jamaica, se ve claramente la influencia de la Ilustración y sus grandes pensadores; Bolívar incluye conceptos de Montesquieu cuando habla de «despotismo oriental» para definir al Imperio español.

Bolívar tenía en Montesquieu a su autor favorito; para él, “El espíritu de las leyes” era una obra a la que recurría siempre a la hora de definir posturas y disertaciones sobre el futuro y presente de las naciones coloniales sudamericanas.

Como puede probarse, no solo por las acciones que en nombre de Bolívar ha cometido la autodenominada “Revolución bolivariana”, ni Bolívar fue socialista, ni tal revolución ha sido bolivariana. Decir ‘Revolución bolivariana” seria como decir “Nazismo judío”, es decir, una completa contradicción desde cualquier óptica. 

Se ha utilizado la figura de Bolívar, su prestigio y su encanto histórico para tergiversar la verdad y promover la sumisión de una sociedad ante un compendio de ideas, ante las cuales el mismísimo Bolívar se rebeló en su momento y que en la actualidad no dudaría en catalogar de criminales y contraproducentes para la formación de una república, libre, prospera y al abrigo de la civilización.

Bolívar en su momento se opuso a las tiranías, a los gobiernos hegemónicos y abusivos, condenó la corrupción gubernamental, defendió las libertades individuales, fue un confeso simpatizante de los gobiernos limitados y la separación de poderes expuestos por Montesquieu y, al igual que Jefferson, creía que el mejor gobierno era aquel que aportaba la mayor suma de felicidad posible a sus gobernados, por tanto, Bolívar estaba muy cerca del pensamiento estadounidense y demasiado alejado de lo que hoy conocemos como socialismo.

Por defender públicamente la verdad, la vida, la libertad, la propiedad, la razón, la civilización, el sentido común y todas aquellas ideas que defendería cualquier hombre sensato y que ya defendieron los padres fundadores de cada república del continente americano, quienes lo hacemos, en Venezuela padecemos las amenazas, la segregación, el amedrantamiento psicológico directo e indirecto, algunos menos afortunados, la tortura, el encarcelamiento o la muerte. Dios bendiga a Venezuela. Que la libertad sea con todos nosotros.     

Ing. José Daniel Montenegro Vidal