El Observatorio Venezolano de Violencia Mérida (OVV Mérida) contabilizó hasta el mes de julio 256 suicidios en todo el país, 14 de los cuales corresponden al estado Lara. Esto es el 5.5% del total nacional durante el primer semestre de 2023, lo que deja a esta entidad en el octavo lugar de muertes autoinfligidas en todo el país. Mérida puntea la lista con 13,7% y le siguen: Aragua, 9.8%; Zulia, 8.2; Barinas.7.0%; Portuguesa, 7.0%; Trujillo, 7.0% y el estado Falcón, 6.3%.
Por observatoriodeviolencia.org.ve
En lo que respecta a Lara, 11 de los fallecidos son masculinos. Las edades del total de personas que perdieron la vida por voluntad propia van desde los 12 hasta los 82 años, y las modalidades de los suicidios fueron asfixia mecánica por ahorcamiento, salto al vacío, uso de armas de fuego y sustancias venenosas. Los hechos procesados por el OVV ocurrieron en los municipios Iribarren, Torres, Morán y Andrés Eloy Blanco de este estado.
Entre los casos reportados destaca el de una niña de 10 años, quien se quitó la vida en su residencia ingiriendo una sustancia tóxica. Sus familiares y las autoridades no indicaron los motivos de esa acción. Otro hecho lamentable es el de una adolescente de 15 años de edad, quien saltó al vacío desde las torres de El Sisal en Barquisimeto. Según testimonios recogidos por la prensa regional, la joven había abandonado sus estudios y quería independizarse, pero no encontró trabajo. En la misma ciudad, un menor de 12 años se suicidó y según el reporte médico fue víctima de abuso sexual.
Para el coordinador del OVV Mérida, Gustavo Páez, esta forma de violencia autoinfligida es un fenómeno complejo porque en él inciden factores individuales, familiares y sociales. Destacó que en el año 2023 las condiciones socioeconómicas y la emergencia humanitaria que padece la población en Venezuela estarían impactando en la salud mental de la gente.
El profesor Páez explicó que, en la literatura científica sobre la violencia autoinfligida, específicamente en niños, niñas y jóvenes, se evidencia una serie de desencadenantes que actúan en varios niveles. En el área clínica, está el consumo excesivo de alcohol y drogas, también el inicio de una depresión o de una manifestación de alteración mental.
Páez refirió que el suicidio también se relaciona con crisis socioeconómicas, un contexto social deteriorado, familias disfuncionales y desestructuradas, desilusiones amorosas, rechazo a la orientación sexual diversa, fracaso escolar y universitario y situaciones de acoso en entornos, principalmente educativos, fenómeno conocido como bullying. En materia psicológica, están las características de personalidad como la impulsividad, la autoestima o la dependencia emocional extrema.
En las investigaciones del equipo del OVV Mérida llevadas a cabo entre 2021 y 2022 sobre el tema del suicidio o su intento en niños, niñas y adolescentes en Venezuela, se destaca que los factores de riesgo se relacionan con el manejo inadecuado de emociones asociadas a la impulsividad, irritabilidad, tristeza, incertidumbre, minusvalía, sensación de inutilidad, aislamiento aspectos que llevan a la depresión. Otros detonantes son la disfuncionalidad familiar con ausencia o poca comunicación entre padres e hijos.
Agrega el profesor Páez que la violencia autoinfligida en niños, niñas y adolescentes en Venezuela también está muy vinculada con el bullying que ellos experimentan en sus espacios sociales. Además del consumo de alcohol y sustancias psicotrópicas, está la ausencia de seguridad personal, la ruptura de la estructura familiar por la migración de los padres al extranjero, el cambio de planteles educativos, la interrupción de actividades extracurriculares por motivos económicos y la violencia sexual y física.
Ante la ausencia de cifras oficiales, los datos del OVV Mérida brindan información sobre este grave problema de salud pública para crear consciencia sobre ello. El profesor Páez ve con preocupación cómo en los últimos diez años se ha incrementado la curva de casos de violencia autoinfligida en niños, niñas y adolescentes. Enfatizó que además de la crisis humanitaria compleja están los efectos de la pandemia y la ineficaz respuesta del Estado, por lo que urge estar atentos a la dinámica cotidiana de los niños, niñas y adolescentes para evitar situaciones de depresión que los lleve a transgredir sus vidas.