Siempre a los gritos y gesticulando, unos improvisan paneras para los 30 kilos de flautitas y miñones caseros que llegaron como una ofrenda para la Nona. Otros doblan servilletas, buscan hielo, cortan queso o convierten 18 kilos de papa y 5 de zanahoria en ensalada rusa.
Por: Clarín
En el cumpleaños N° 100 de Doña Teresa Stinziani no se sabe bien quién es anfitrión y quién invitado. También se confunde el evento al verlo a Luigi Pettofrezza, el Nono, que tiene 101, es su marido desde hace más de ocho décadas y resulta tan saludado y besuqueado como la reina del domingo.
No queda otra. Al entrar al garaje contiguo a la fábrica de juguetes que el bisabuelo fundó en José C. Paz y sigue siendo legado familiar, todos metemos mano en la cocina, la despensa, la heladera con 120 tiramisús que el hijo del medio, Antonio (72), preparó con queso mascarpone. “Del verdadero, eh”, cuenta Rafael (67), el más chico.
El evento excede los cien de Teresa. El barrio celebra los 201 años que suma la pareja de los Pettofrezza, famosos por los autitos de plástico y los juguetes que alegraron a miles de chicos y también por su italianidad a flor de piel, esa que brota de los platitos de cerámica, los embutidos colgando y el ajo en la casa de la calle Arenales, en pleno centro de José C. Paz.
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