Durante siglos, vestirse de blanco en verano era simplemente una forma de mantenerse fresco. “En los meses de verano, la ropa blanca mantenía frescos a los editores de moda de Nueva York. Pero al enfrentar, digamos, una fuerte lluvia otoñal, tal vez no se hubieran arriesgado a manchar los conjuntos blancos con barro, y esa sensibilidad se reflejó en las brillantes páginas de Harper’s Bazaar y Vogue, que marcaron el tono del país”, dijo Charlie Scheips, autor de American Fashion.
Por People
Ese color, a mediados y finales del siglo XIX, aparentemente estaba destinado a las personas que pudieran mantener sus prendas de vestir limpias, sobre todo porque las prendas se enlodaban en las calles con barro y las posibilidades de lavar la ropa que hoy en día conocemos no eran las mismas.
Vestir de blanco era sinónimo de riqueza y poder, pues significaba que contabas con los recursos para siempre lucir sin una mancha.
Esa es una teaoría, sin embargo, para otros estudiosos de la moda como Valerie Steele, directora del Museo del Fashion Institute of Technology “muy rara vez existe realmente una razón funcional para una regla de la moda”.
Lo cierto es que después del Día del Trabajo, celebrado en Estados Unidos el primer lunes de septiembre, a principios del siglo XX, las personas adineradas guardaban sus prendas de verano y las cambiaban por ropa más gruesa para recibir el otoño.
En sí, no todos siguen esa regla, y no está cien por ciento definida la razón por la que no se debe vestir de blanco, para ejemplo, Coco Chanel, hizo del color blanco un elemento básico para todos los días del año.
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