Enrique Prieto Silva: El necesario cambio político

Enrique Prieto Silva: El necesario cambio político

Cuando estamos a poco más de un mes de las Primarias, percibimos con preocupación un clima de derrota, manifiesto en un sector indefinible de la Oposición política, que no deja de ver barreras entrabadoras del triunfo que se visualiza en la lucha por lograr el cambio. Ese cambio, que a pesar de las diatribas se percibe en el ánimo del pueblo elector, convencido de que el cambio se vislumbra en el ambiente. Ese cambio, que no puede ser otro que un nuevo renacer de la política democrática, en esa Venezuela evocada y resurgida con la gesta del 23 de enero de 1958.

Decimos que percibimos un clima de derrota, cuando vemos con preocupación que muchos venezolanos, algunos en el exilio, intentan o provocan acciones políticas de rechazo a iniciativas y acciones del gobierno, que sin dudas en el análisis podemos percibir como una apertura de beneficio para el pueblo; entre ellas el intento al desarrollo o al auge económico en áreas indiscutibles de progreso y generación de divisas necesarias para satisfacer las necesidades de los habitantes del país. Si lo vemos en la lógica política, recalcamos nuestra política siempre confrontada con acciones bélicas o de desorden; como fueron muchas de las acciones impulsadas por algunos partidos opositores, que concluyeron desgraciadamente en el llamado a la abstención, cuyo resultado lo hemos sufrido ya por varios años de atraso en volver a la democracia. 

 Olvidan estos promotores de la antipolítica, que cuando se va a un proceso electoral  lo que se persigue es obtener el poder para gobernar, por lo que se enamora al elector con propuesta que mejoren las que aplica el gobernante actual y en ningún caso es viable pedir la destrucción de la economía porque luego de obtenido el poder será difícil recuperar esa economía destruida. Las reglas de esta ciencia nos enseñan la dificultad para lograr su avance cuando sus bases han sido destruidas. Es suficiente el daño económico generado durante las pasadas décadas desde el bolivianismo hasta el chavismo; sin olvidar los años que hemos perdido desde la promovida abstención. Y aquí un nuevo llamado a los opositores que piden medidas y acciones contra el régimen, que recuerden que las trabas y acciones contra el poder económico del país se reflejan en escases para atender los sueldos y salarios de los trabajadores; y cuando se entraba el manejo de bienes y recursos necesario para la producción y la industria, se minimiza la generación de la riqueza necesaria para que el productor y el industrial puedan también hacer el incremento necesario en sus ingresos que permita el reparto de utilidades. 





Vemos también con preocupación la alegría y alto interés de muchos opositores, que se alegran cuando los gobiernos de otros países intervienen imponiendo barreras a nuestras industrias principales y básicas. Olvidan estos venezolanos el cuento muy trillado de la no intervención constitucional de otros países en nuestro sistema político y/o económico. Aun cuando sabemos que la mayoría lo hace por ignorancia de su beber de defensa de la patria y también el desconocer lo que es traición a la patria tipificado como delito en nuestra legislación.

Nos hemos unido a la opinión de otros articulistas y promotores, quienes han dicho que las desventuras de la democracia venezolana no pueden ser cargadas íntegramente a los errores de los partidos políticos, pero no cabe duda de la responsabilidad que tienen en este proceso de descomposición del ideario político, que es el resultado de la pérdida de la auctoritas de sus impulsores, donde algunos líderes se transformaron en vulgares tirapiedras, defraudando el prestigio intelectual, moral y político de su liderazgo; tema que llama a la reflexión y ojalá se promueva su recomposición luego de lograr el venidero triunfo electoral.

Y para la recomposición política luego del triunfo electoral, ya debemos estar plantando esquemas del modelo económico, que como lo plantean versados economistas debe ser una economía social (no socialista) de mercado, que ha demostrado con creces, en países como Alemania, Suecia, Noruega,  una capacidad de generar riqueza y de reducir sensiblemente la pobreza; retomar el proyecto de la apertura petrolera; apertura al capital privado en asociaciones industriales y respeto a la propiedad y a la iniciativa privada; recomponer, profesionalizar y dar concepto científico a la estructura del poder legislativo. Pero fundamentalmente establecer una política monetaria con una reestructuración del sistema financiero; pensando en devolver la autonomía al Banco Central de Venezuela. No debemos olvidar las grandes riquezas naturales del país, que le permiten sustentar su base económica apoyada en una justa política tributaria. Pero es de relevancia olvidar la demagogia y el uso del poder del Estado para aparentar bonhomía regalando nuestros recursos como demagogia política.

Nos unimos a la propuesta política que reclama un gran acuerdo de toda la sociedad, donde deben concurrir, muy especialmente,  los agentes  económicos, laborales y políticos, bajo la estructuración de un fuerte Estado con un sistema de gobierno que se encargue de la institucionalización de la seguridad del Estado y le permita cumplir su papel rector, regulador y promotor del bien común, donde se aplique el principio de la subsidiariedad mediante el cumplimiento de las tareas esenciales de la vida social como los son la educación, la salud y la seguridad y el orden público. Obviamente, que para ello requiere lograr una estabilidad política  que conduzca a la paz necesaria para la gobernabilidad. 

@Enriqueprietos