Kacie Rose Burns entró sola en el bar de jazz de Florencia.
Por: CNN
“Buscaré una canción y la escucharé a profundidad”, pensó, tratando de calmar sus nervios.
Kacie entró por detrás. El club estaba oscuro y lleno de gente, algunas luces de pared y carteles de neón iluminaban a la gente bebiendo, bailando y charlando. Antes de que pudiera siquiera ver a los músicos en el escenario, los ojos de Kacie se posaron en un hombre alto sentado en la barra.
“Entré y él estaba allí”, le dice Kacie a CNN Travel. “Nos miramos a los ojos”.
“Ciao”, dijo el extraño, sonriendo.
“Ciao”, respondió Kacie, antes de agregar en tono de disculpa: “Eso es todo el italiano que tengo para ti”.
Era octubre de 2018. Kacie era una neoyorquina de 24 años que estaba de vacaciones en Florencia. Era su primera vez en Italia y la primera vez que viajaba sola. Fue una experiencia emocionante (y aterradora).
“Yo era bailarina profesional en Nueva York”, explica Kacie. “Una carrera muy agotadora – hay mucha toxicidad, mucho rechazo, hay mucha política que entra en juego – y me sentía un poco paralizada, un poco infeliz, un poco – simplemente estancada, por así decirlo”.
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