Héctor Alonso López: Carta a María Corina Machado

Héctor Alonso López: Carta a María Corina Machado

Ciudadana

Ing. María Corina Machado

Presente.-

Estimada amiga:

Como venezolano nacido en esta patria, en la inmensidad de las montañas de Mérida, tuve por suerte dedicar la mayor parte de mi vida a la lucha política y social. Pude hacer en este ámbito un largo recorrido, bajo la égida de un líder de la talla de Carlos Andrés Pérez. Su impronta histórica marcó mi comprensión, acerca del peso y la importancia del liderazgo en los procesos de transformación de la sociedad. El suyo hizo posible la lucha por los más importantes logros y transformaciones en Venezuela, en el marco de la realidad política, social y económica que le tocó enfrentar.

Cuando me tocó asumir responsabilidades políticas en la toma de decisiones, advertí acerca de la necesidad de revisar y cambiar las realidades del momento que afectaban profundamente a la sociedad venezolana. Lo hice advirtiendo desde mi trinchera: “O cambiamos o nos cambian”. No lo hicimos en su oportunidad y entonces se produjo este largo y doloroso proceso histórico de más de tres décadas. Creo que hoy estamos nuevamente frente a ese momento propicio para cambiar el curso de los acontecimientos una vez más.

No quiero ser un imbécil que no cambie conscientemente de opinión, sabiendo que todos los días nos metemos en lo más profundo de este hoyo sin salida. Creo, además, que ese cambio al que aspiramos sólo es posible bajo la conducción de un nuevo y auténtico liderazgo, creíble y aglutinante, capaz de inspirarnos de manera firme hacia el logro de ese objetivo. Que nos conduzca como sociedad hacia la construcción de una verdadera causa por la cual luchar: la recuperación de la democracia y vida en libertad.

Estimada Maria Corina:

Por esa y otras razones es que hoy proclamo, al igual que lo hice ayer inspirado en el legado histórico de un líder como Carlos Andrés Pérez, mi apoyo y respaldo al esfuerzo que impulsas con la poderosa idea del cambio político de este tiempo y que veo, además, que inspiras con el liderazgo que hoy representas e interpretas claramente, como deseo de cambio de nuestro pueblo.

Como bien lo sabes, no me considero un simple observador de los acontecimientos políticos que ocurren en el país. Tengo mucho tiempo aislado de la cotidianidad partidista en Venezuela, lo cual no ha sido óbice para no estar pendiente de todo cuanto ocurre en este ámbito. Soy una persona que lo poco o mucho de lo cual pueda ser poseedor se lo debo a la política y eso es básicamente a la formación a la que tuve la suerte de acceder, en el largo recorrido que me tocó como militante de partido y en algunas circunstancias por mis responsabilidades de conducción, cuando así fue necesario. Todo ello me ayudó en la reafirmación de mis convicciones, lo cual ha sido mi base fundamental de actuación en la vida.

El 15 de enero del año 1996 fui víctima de lo que considero el mayor atropello del cual haya sido objeto en mi trayectoria de hombre público. Ese día, de manera ignominiosa, fui expulsado flagrantemente junto a otros miles de compañeros de las filas de mi partido Acción Democrática. Desde entonces y hasta hoy, sólo he estado gritando en medio del mayor de los silencios. Mi preocupación más importante en este momento se centra en el futuro inmediato del país y principalmente en el de las nuevas generaciones que están en pleno desarrollo. Es donde quiero poner la energía y vida que me pueda restar y me conceda mi circunstancia particular. No albergo odios ni frustraciones. Tampoco me mueve otra cosa que no sea la suerte de Venezuela como sociedad y fundamentalmente, como ya señalé, el de nuestros jóvenes, quienes hoy no ven un futuro que les prometa ni garantice absolutamente nada.

El país conoce de mis ejecutorias y trayectoria pública, la cual siempre me he esforzado por mantener acorde con las enseñanzas de mis padres y los líderes con quienes tuve la ocasión de formarme. Para mí la lucha política siempre ha sido la oportunidad que algunos hemos tenido de servirle al país, acompañando aquellas causas que consideramos siempre eran de beneficio para el logro de la felicidad de nuestro pueblo. Nunca vi la política como oportunidad para obtener de ese ejercicio beneficios personales y mucho menos acumulación de bienes de fortuna. Llevo actualmente una vida honorablemente modesta y acorde con la satisfacción de mis necesidades básicas, sustentada principalmente en mi relación familiar y amigos leales.

En ese sentido y después de analizarlo para construir mi propia decisión, ante los acontecimientos que están por venir en los tiempos que corren, he decidido dar un paso adelante y aportar mi granito de arena en esta lucha que hoy reclama el concurso de todos. Tengo mi propia visión de cuanto ocurre en el contexto del debate político. Soy muy consciente de los peligros que se ciernen sobre los hombres y mujeres que con su valiente decisión, y ese es tu caso, han decidido hacer todo lo posible por revertir esta ignominiosa situación que hoy vivimos como sociedad. No podemos seguir impávidos ante todo lo que ocurre, razón por la cual también va en mi decisión acompañarte en todo cuanto pueda ser de utilidad para fortalecer la opción de liderazgo que hoy le ofreces al país.

Sólo quienes se sientan libres, estarán en capacidad de ofrecer la lucha por la libertad de los demás.

Añoro una patria reconciliada. Sólo un liderazgo fuerte, por su origen y legitimidad, considero es la condición indispensable  para iniciar un diálogo factible de ser logrado. Solo pueden negociar los que tienen certeza de a cuántos representan y generan la confianza indispensable. Si esta condición la sabes interpretar en su justa dimensión, me sentiré como ciudadano, absolutamente complacido y agradecido.

Me siento obligado moral y afectivamente a dejar mi siempre modesta contribución en esa lucha por recuperar la vida en democracia y libertad que alguna vez se extravió en el camino, como consecuencia de tantos errores cometidos. Creo que ha llegado el momento oportuno para expresar mis sentimientos ciudadanos de profunda convicción democrática. Ningún contexto mejor que el actual para hacerlo y por ello te quiero expresar mi deseo de incorporarme activamente al apoyo a tu gesta heroica, que también es la mía y de Venezuela.

Atentamente,

Héctor Alonso López

 

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