Hace 10 años, los Mundiales de Amberes (Bélgica) presenciaron el nacimiento de una estrella, la puesta en escena de una adolescente Simone Biles (16 primaveras por entonces) que conquistó los dos primeros oros planetarios que cimentaron una carrera de leyenda. Y, como si estuviese guionizado, la misma ciudad belga acogió una década después el renacer de la estadounidense, que reapareció en competición internacional por primera vez desde los problemas de salud mental que sufrió en los Juegos de Tokio. Biles, ahora con 26 años, cerró este domingo con dos oros más unos Mundiales que la vuelven a colocar en lo más alto de la gimnasia artística.
En la última jornada de competición en Amberes, la mejor gimnasta de siempre agrandó un poco más su ya extensísimo palmarés. Triunfo en barra de equilibrio y, apenas dos horas después, victoria en suelo. Simone se despide de su ciudad fetiche con cuatro oros y una plata, un regreso a la élite por todo lo alto. Son ya, en total, 30 medallas mundiales, de las cuales 23 están hechas de oro. Muy atrás quedan las 23 totales del bielorruso Vitaly Scherbo, al que también ha superado en la suma entre metales mundiales y olímpicos: 36 de Biles por 33 de Scherbo.
Los dos oros de este domingo sirvieron para que Biles superase a Scherbo en otro par de plusmarcas: más títulos planetarios que nadie en aparatos (12 de la estadounidense por 10 del bielorruso) y más medallas también en aparatos (19 por 18). Así cerró Simone unos Mundiales que siempre serán recordados: por lo que han supuesto para ella misma, con su vuelta a lo más alto después de bajar a los infiernos, por engrosar su ya legendario palmarés y por dejar un salto para la historia, el Biles II. La reina está de vuelta, y no de cualquier manera.
Con información de AS