Manaos, principal urbe de la Amazonía brasileña, está sofocada desde que hace varios días sus dos millones de habitantes viven envueltos por una nube tóxica formada por incendios causados por “criminales”, alertó este viernes el Ministerio de Medioambiente.
Los fuegos en la Amazonía han provocado desde el miércoles una capa de humo gris sobre la capital del estado Amazonas (norte). La calidad del aire en la ciudad está entre las peores del mundo, según World Air Quality Index.
El estado sufre hasta el momento el peor octubre en relación a focos de incendio en los últimos 25 años, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe).
El Inpe registró 2.770 focos activos en lo que va del mes hasta este jueves, un aumento de 154% respecto al mismo período de 2022.
El gobierno brasileño anunció este viernes el envío de dos helicópteros y de 149 brigadistas adicionales, que se sumarán a otros 140 que ya actuaban en el combate a incendios en la región.
La ministra de Medioambiente, Marina Silva, vinculó los incendios con “criminales” que los utilizan para limpiar el suelo y prepararlo para la agricultura o ganadería tras deforestar la superficie.
“No existe fuego natural en la Amazonía”, dijo Silva en una conferencia de prensa en Brasilia.
Los incendios se registran en medio de una sequía extrema en la región, que ha rebajado los cauces de los ríos a niveles críticos, dificultando el transporte y el aprovisionamiento a alrededor de medio millón de personas.
“Es una situación de extrema gravedad porque se cruzan tres factores: la gran sequía provocada por (el fenómeno climático) ‘El Niño’; materia orgánica reseca en gran cantidad; e incendios en propiedades particulares y en áreas públicas de forma criminal”, aseguró Silva.
Las autoridades sanitarias instan a la población de Manaos a evitar al máximo la exposición al humo por los próximos días.
Marcio Garcia, director del Departamento de Emergencias en Salud Pública del Ministerio de Salud, dijo en la rueda de prensa junto a la ministra Silva que existen “riesgos importantes, principalmente a enfermedades respiratorias” para quienes se expongan al humo.
En el muelle de Manaos, algunos se tapaban la cara con máscaras, pero la actividad seguía: los trabajadores iban y venían llevando carga y las lanchas se lanzaban al río Negro.