Gaza y Cisjordania forman Palestina, pero tienen diferencias irreconciliables respecto a Israel. Gaza controlada por Hamas niega su existencia, mientras que Cisjordania mantiene diálogo institucional con Tel Aviv. Sin embargo, la guerra que se avecina puede desestabilizar a los influyentes poblados de Hebrón y Ramallah, y arrastrar a Cisjordania hacia una crisis política y religiosa
(Enviado especial a Tel Aviv, Israel) Como sucede en Jerusalén, Hebrón (Cisjordania, Palestina) tiene un icono religioso que une a judíos, cristianos y musulmanes: la Tumba de los Patriarcas, donde están enterradas las parejas bíblicas de Abraham y Sara; Isaac y Rebeca, y Jacobo y Lea. Se trata de un monumento histórico con un hábito de culto cotidiano, que la guerra entre Israel y Hamas rompió inevitablemente: no hay un solo creyente orando por su Dios y los negocios para turistas están cerrados bajo siete llaves, dos hechos irreductibles que ratifican que la Tora, la Biblia y el Corán no tendrán suficiente poder para frenar otra guerra en Medio Oriente.
Por Infobae
Pero las consecuencias del conflicto desatado por Hamas no termina en la Tumba de los Patriarcas. Hebrón es una importante ciudad en Cisjordania (Palestina) que tiene mayoría árabe y un enclave judío que se inició en 1968, cuando el rabino Moshe Levinger llegó a la ciudad para pasar Pesaj con un grupo de observantes.
En la actualidad, hay cerca de mil colonos que viven en medio de 150.000 palestinos musulmanes. Y la convivencia es inestable. Se agrupan -mayoritariamente- en el asentamiento llamado Kiryat Arba, que recuerda el complejo militar que Moshe Dayan les ofreció a los primeros colonos que llegaron a la zona.
Estos colonos consideran que esta zona pertenece a Israel y que es necesario repoblar Hebrón para cumplir con un mandato milenario. Hebrón está bajo control del ejército de israelí, los pasos para ingresar y salir desde Jerusalén a Cisjordania son diferenciados entre judíos y árabes, y la guerra incipiente entre Israel y Hamas puede tener la suficiente entidad para convertir a Hebrón en una bomba de fragmentación.
La mayoría de los árabes de Hebrón evitaron repudiar la masacre cometida por Hamas en el sur de Israel. Y esta profunda diferencia frente al ultraje cometido, que ayer fue explicitada durante la recorrida de Infobae, puede derivar en una espiral de violencia cuando finalmente se produzca el desembarco israelí en la Franja.
De Hebrón a Ramallah hay 43 kilómetros, y para ingresar a la capital de Cisjordania tuvimos que presentar una vez el pasaporte y citar dos veces a Messi. Distinto ocurrió cuando llegamos a Hebrón desde Jerusalén, adonde la seguridad militar es más robusta: exhibimos el pasaporte cinco veces y debimos explicar con minucioso detalle qué estábamos haciendo allí, cuando la guerra es inminente y los misiles llueven desde Gaza hacia el sur de Israel.
Leer más en Infobae