Daniela Quintero llegó a Estados Unidos en el año 2016, con un título de abogada en su maleta y la decepción de haber tenido que poner en pausa su lucha por la protección de los niños, niñas y adolescentes dentro del Circuito judicial del estado Carabobo, por intereses políticos adversos a su vocación de servicio.
“Una de las cosas, de los retos que he tenido que afrontar como inmigrante ha sido tener que reinventarme las veces que han sido necesarias”, le dice a @nandasalas en #SoyVenezolano
Cuenta que la comida típica venezolana le ha dado la oportunidad de emprender y de mantenerse cerquita de sus raíces desde fort mill, en Carolina del Sur, a través de un Food truck de arepas y empanadas venezolanas.
“Una de las cosas que he aprendido como inmigrante en este país es a ser resiliente, el no quedarme con lo que tengo, el aprender una habilidad, el que todos los días todas las cosas buenas o malas me van a ayudar para bien, porque voy a aprender de eso, bien sea por la experiencia, bien sea porque lo necesitamos aprender”.
Cada reto ha sido una bendición para Daniela, y una lección de vida para su mayor milagro: Leticia, la personita que la impulsa a seguir adelante.
“Las veces que he podido comenzar de cero le doy gracias a Dios por la oportunidad de aprender, y por la oportunidad de recordarme que siempre tengo que ser humilde que siempre tengo que echar para Adelante”.
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