Tras las primarias opositoras del 22 de octubre, las altas esferas del chavismo no han dejado de atacar el proceso por supuesto fraude. Hablan de que la elección no ha sido más que un intento de la «ultraderecha» por imponer a un nuevo líder político, aunque oficialistas han manifestado sentir envidia porque el sector disidente pudo discernir con la voluntad ciudadana quién será su candidato unitario para las presidenciales del 2024.
Los altos cargos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) mantienen un mismo lema: «no te vistas que no vas, el que va es Nicolás». No asoman algún proceso de elección, pese a que puertas adentro de la tolda política más de una vez se han ventilado serias diferencias sobre la gestión del mandatario.
Maricela Gómez se considera “chavista, pero no madurista”. Es jefa de calle en Catia, Caracas. Aunque asegura que se mantiene en la labor social para seguir el legado del expresidente Hugo Chávez, dice que a lo interno de las bases del oficialismo hay descontento.
Un dirigente comunal del centro de Caracas, que solicitó resguardar su identidad, dijo a TalCual que “básicamente el discurso es que, quien quiera primarias no es chavista realmente, sea verdad o no”.
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